Esperanza en la iniciativa privada
Desgraciadamente los malos presagios de los que nos llamaron agoreros, se están cumpliendo. Las variables macroeconómicas se deterioran semana tras semana, lejos de recobrar los datos positivos que se nos anticipaban antes de las elecciones generales del 9 de marzo. Las cifras de desempleo, inflación armonizada, crecimiento del PIB, entre otras, muestran mes a mes, o trimestre a trimestre, que estamos en una profunda desaceleración, o quizás mejor en una recesión.
Desde las altas instancias políticas se nos trata de consolar diciendo que estamos mejor preparados que en otras ocasiones, mientras que por otro lado, el principal responsable de la política económica proclama el escaso margen de maniobra después de las últimas medidas acordadas, como es el caso de los ya famosos 400 euros.
La sensación que se tiene es de que no se han hecho los deberes y de que estamos consumiendo de forma acelerada los réditos del anterior ciclo económico. Realmente, la situación parecería catastrófica si dependiésemos de las instancias político económicas. Ahora la esperanza viene por el lado de la iniciativa privada.
En España las compañías han ido reforzando su balance y diversificando geográficamente sus fuentes de ingresos, lo que está permitiendo una recurrencia en los resultados al margen del ciclo económico local.
Exceptuando al sector de la construcción, en el resto de sectores los distintos ajustes sufridos han fortalecido sus estructuras, y esto incluye a la gran banca, que no se ha visto afectada por las turbulencias de la crisis subprime (de las hipotecas de alto riesgo) y del crédito.
El Ibex 35 así lo refleja, siendo el índice que comparado con los mayores índices globales mejor comportamiento ha tenido en los últimos diez años. Seguiremos pues confiando en las habilidades de los gestores, ya que será la única forma de ver luz al final del túnel.
Luis Peña Kaiser. Consejero delegado de Fonditel Pensiones