Andorra (Teruel): del negro al verde
Endesa invierte 15 millones en la central para alargar su vida sin contaminar
Fue la central más negra de España, pero ahora quiere presumir de verde en las 100.000 horas en las que, como mínimo, proyecta alargar su vida útil. La central térmica de Andorra, a la que 25 municipios de Castellón responsabilizaron de la lluvia ácida que devastó los bosques de la comarca del Maestrazgo, inició ayer el plan de reparaciones para garantizar su continuidad. Las obras supondrán una inversión de 15 millones de euros y está previsto que concluyan en tan sólo dos meses. Para ello, se movilizarán un millar de trabajadores.
Endesa quiere borrar cuanto antes el recuerdo de una central que perjudicó notablemente la imagen de la compañía y enfrentó a las Comunidades de Aragón y Valencia. Aunque, desde el punto de vista técnico, la responsabilidad de la térmica en la devastación forestal no llegó a concretarse del todo, la eléctrica aspira a que Andorra sea considerada, sobre todo, como motor de empleo de una comarca económicamente desfavorecida.
Inversiones
Cerradas ya las minas turolenses de Ojos Negros y corregidos los impactos medioambientales, a Endesa le queda, para redimirse, la generosidad en la inversión. En este capítulo se ha esforzado particularmente. La eléctrica ha destinado, en los últimos cuatro años, 1.000 millones a Aragón y, en los próximos cuatro, tiene previsto desembolsar otros 1.300 millones. En el choque de intereses que enfrentó a obreros con ecologistas (los primeros para defender su puesto de trabajo y los segundos para preservar el medio ambiente), Endesa lucha por demostrar que ambas reivindicaciones son compatibles.
Entre 1984 y 1987, la lluvia ácida devastó 200.000 hectáreas de bosques de las provincias de Teruel y Castellón. Veinticinco Ayuntamientos de esta última provincia presentaron, en 1988, una denuncia por delito ecológico, que acabaron retirando ante los compromisos de fuertes inversiones. Y también porque la resolución del proceso no se auguraba nada fácil. Endesa fue avalada por informes técnicos que precisaban que había cumplido escrupulosamente la normativa medioambiental, en aquella época bastante más lasa. Y, para poner la guinda, otro informe, emitido por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, aseguraba la implicación de los complejos petroquímicos de Marsella (Francia) y Piombino (Italia) en la degradación forestal, debido a las particularidades de la circulación atmosférica en el área mediterránea.
El conflicto aceleró las inversiones para corregir las emisiones de dióxido de azufre procedentes de la térmica, entonces fijadas en 400.000 toneladas al año. Un desembolso superior a los 60.000 millones de las antiguas pesetas, redujo en más de un 90% el volumen inicial. De aquella antigua central, Endesa quiere borrar hasta el recuerdo, porque ya se sabe que uno de los ingredientes de la felicidad es la mala memoria.
El problema de almacenar CO2
Gran parte del futuro del carbón que todavía queda en las minas turolenses pasa por una eliminación segura del CO2 emitido por las térmicas. Si se da con la fórmula para garantizar el 'secuestro' de estas emisiones, todo lo demás está asegurado. Porque la demanda energética es creciente y habrá que echar mano de , cuantas más fuentes, mejor. Así lo ha advertido el propio consejero de Endesa, Rafael Miranda, a los responsables autonómicos y locales.La térmica de Andorra es, además, uno de los principales motores de la siempre pendiente reindustrialización de Teruel. Por ello, los habitantes de la zona se han opuesto siempre al cierre de la central, incluso en los momentos de las críticas más duras. Y, si para garantizar el futuro de las instalaciones, se planteara la necesidad de acometer la construcción de posibles almacenes subterráneos de dióxido de carbono en el Maestrazgo, el conflicto entre trabajadores y ecologistas volvería a reproducirse.