Hola, Warren; hola, Plácido
La llegada del multimillonario financiero estadounidense Warren Buffett a Madrid, dentro de su gira europea a la caza de empresas de buen ver, ha sido todo un acontecimiento mediático, social y económico. Multitudinaria rueda de prensa en el Hotel Palace, conversación privada con el Rey, y un cóctel nocturno con parte de lo más granado del empresariado nacional dan fe del imán que posee el hábil inversor.
Pero conviene despejar cierto tufillo a aldeanismo que se deriva de algunas actitudes observadas al calor de la gira. Como que algunos avispados se hayan lanzado a elaborarle al de Omaha la lista de empresas que le interesan. ¡Seguro que la necesitaba! Un aroma que resucitaba el berlanguiano 'os recibimos americanos con alegría, olé mi mare, olé mi suegra y olé mi tía', de Bienvenido Mr. Marshall.
Por si había dudas, Buffett ha dejado claro que quiere empresas bien gestionadas, con negocio fácil de entender y perspectivas de beneficios. Nada de sofisticaciones financieras para quien ha llamado la atención por su llaneza entre los empresarios españoles que le han conocido este jueves. Porque la sencillez es el don de los elegidos.
En la parte española de la gira hay un aspecto sobresaliente. Se trata del protagonismo privado en toda la visita. El anfitrión ha sido Plácido Arango García-Urtiaga, hijo del fundador y propietario del grupo que encabeza Vips, del que recibió la presidencia hace tres años. Arango García-Urtiaga se ha valido de su magnífica relación con, Howard Schultz, presidente y fundador de la cadena Starbucks, con la que está presente también en Francia, para que España no quedara fuera de esta ronda europea de Buffett. Es así, de la mano de los empresarios privados, como un país gana verdadero peso en el concierto mundial.
Plácido Arango, casualidades de la vida, es homónimo del título y personaje de otro de los éxitos berlanguianos, Plácido -de 1961 y nominada al âscar-. Su protagonista era un pequeño empresario, un autónomo que se veía acosado por las deudas.
Con gestiones como la realizada para la gira de Buffett, grandes y pequeños empresarios podrán recibir sin complejos a los grandes inversores. A ver si arrumbamos en todos los sentidos y para siempre aquello de 'los yanquis han venido, olé salero, con mil regalos, y a las niñas bonitas van a obsequiarlas con aeroplanos, con aeroplanos de chorro libre que corta el aire, y también rascacielos, bien conservaos en frigidaire'.
Juan José Morodo. Subdirector de Cinco Días