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5D / Inversión

Qué hacer con una hucha de 30.000 euros

Mínimo riesgo y escasa diversificación. Depósitos tradicionales y estructurados son la recomendación habitual en las oficinas

Cinco millones de las antiguas pesetas son una pequeña fortuna para el ciudadano de a pie y una suculenta presa para las oficinas bancarias, ávidas en estos tiempos por captar recursos con los que seguir alimentando la maquinaria de los créditos y con los que apuntalar su solvencia, mientras crece sigilosamente la morosidad.

Pero la alfombra roja no se extiende automáticamente ante los pies del potencial cliente que llega a una oficina con 30.000 euros. Las campañas comerciales son las que mandan y, a pesar de que 30.000 euros pueden dar para mucho, en muchas ocasiones la prioridad es vender el producto del escaparate, sin mayores quebraderos de cabeza y ofreciendo la documentación mínima.

El cliente puede verse convertido así en el protagonista de su propio cuento de la lechera si no reclama un asesoramiento para su ahorro del que obtener la máxima rentabilidad. Bien es verdad que todo dependerá del grado de riesgo que esté dispuesto a asumir y del tiempo que puede permitirse tener cautivo su dinero. Pero la incertidumbre que domina los mercados y la urgencia de bancos y cajas por captar recursos deja a los depósitos como el destino indiscutible del capital de los clientes, al tiempo que los aleja de la renta variable.

Una ruta por oficinas bancarias de Madrid realizada por este diario revela que nadie se atreve a recomendar la inversión directa en Bolsa, ni siquiera a través de fondos, y que la única vía aconsejable para aproximarse son los productos con garantía del capital, es decir, depósitos estructurados y fondos garantizados. Eso siempre y cuando el empleado quiera salirse mínimamente del guión y descubrir a su potencial cliente las posibilidades de rentabilidad que se abren más allá del depósito tradicional en campaña.

Preguntar a un empleado de banca sobre si es conveniente o no destinar a la Bolsa una parte de los 30.000 euros ahorrados tendrá una previsible respuesta: 'Depende del riesgo que usted quiera asumir, pero yo no se lo recomendaría'. Descartada la incursión sin red en la renta variable, las opciones se reparten entre distintos productos, conservadores en su inmensa mayoría.

Cuentas remuneradas

Para no empezar la casa por el tejado, lo primero será abrir una cuenta en el banco elegido para gestionar el ahorro. Y a ser posible, una cuenta remunerada. En las oficinas de BBVA ofrecen una cuenta con una rentabilidad del 4,5% en los seis primeros meses y del euríbor menos 0,50 puntos básicos después.

Ibercaja recibe al cliente con una cuenta al 4% TAE y liquidación trimestral de los intereses, aunque no permite la domiciliación de nóminas ni recibos. En cualquier caso, las cuentas de ahorro mejor remuneradas están en internet, como es el caso del 5,5% TAE hasta final de año que ofrece Ibanesto, la más alta del mercado; o el 5% de ING Direct en los primeros seis meses.

Depósito tradicional

La siguiente etapa será la contratación de un depósito a plazo, producto estrella de las actuales campañas comerciales. La rentabilidad podrá superar el 5% TAE a un año si se trata de dinero nuevo. Es el caso del 5,25% TAE a doce meses que ofrecen Ibercaja o la CAM; del 5,17% TAE que ofertan en las oficinas de Banco Santander al mismo plazo, aunque por un importe mínimo de 25.000 euros, muy superior a los 3.000 euros que suelen ser habituales; o el 5,22% TAE de Banco Pastor, también por una cantidad de al menos 25.000 euros. Las ofertas superiores al 5% TAE a un año comienzan a escasear después de meses de dura competencia por conseguir recursos alternativos a un mercado interbancario en el dique seco y a medida que se van abriendo otras vías con las que obtener financiación, como demuestran las últimas emisiones de cédulas hipotecarias realizadas por La Caixa, Caixa Galicia, Caixa Catalunya, Bankinter, Bancaja, Banco Sabadell o la emisión de bonos de Santander.

De hecho, las rentabilidades más atractivas para los depósitos a plazo hay que encontrarlas en el interior de los productos estructurados. Remuneraciones que sobrepasan el 6% y que se aproximan incluso al 9% en plazos cortos a cambio de destinar la otra mitad de la inversión -durante un plazo superior de tiempo- a un fondo garantizado o a un depósito que vincula su rentabilidad a una cesta de valores.

Estructurados

BBK ofrece en sus oficinas de Madrid un depósito que remunera la mitad del capital -a partir de un mínimo de 8.000 euros- al 8,49% a seis meses y que vincula la rentabilidad de la otra mitad a la evolución de cuatro valores del Ibex.

El depósito Mixto 50-50 de La Caixa renta a un año el 6% TAE para la mitad de la inversión y referencia la remuneración de la otra mitad a la marcha de Telefónica y Repsol en Bolsa. Popular también apuesta por el sector de telecomunicaciones en su Depósito Combinado MÁS Popular: la mitad del capital la remunera al 6% TAE a seis meses y la otra mitad, en función de lo que hagan las cotizaciones de ocho telecos europeas, entre ellas Telefónica.

En definitiva, la parte del capital que se destina a la imposición a plazo fijo en este tipo de depósitos estructurados obtiene una rentabilidad superior a la que conseguiría el cliente si contrata un depósito tradicional. Pero siempre y cuando también esté dispuesto a invertir otra parte de su dinero en fondos o estructuras ligadas a la renta variable, con el capital protegido.

La contratación de un producto estructurado implica además que la mitad del capital que encomienda su rentabilidad a la Bolsa va a esta inmovilizado por un plazo de dos o tres años. Pero no significa que la otra mitad no pueda ser rescatada cuando se desee.

El depósito estructurado de La Caixa renta el 6% a un año, por encima de las ofertas de los depósitos tradicionales, y ofrece liquidez inmediata, aunque hay que retirar la totalidad del capital invertido en la imposición a plazo fijo. Es decir, hay depósitos de hasta un año de duración que permiten retirar el dinero sin penalización, pero siempre que se reembolse todo y no sólo una parte, como si de una cuenta corriente se tratara.

El hecho de que, dentro de un estructurado, se pueda retirar la parte invertida en la imposición a plazo supone un atractivo añadido para el producto, que por lo general intenta retener al cliente a cambio de más rentabilidad.

Garantizados

La oferta de fondos de inversión en las oficinas bancarias es mínima y se limita, en el más atrevido de los casos, a los fondos garantizados. Aun así, hay entidades como Caja Madrid que, a pesar de haber lanzado recientemente dos productos de este tipo, insiste en proponer el depósito Relájate y Disfruta, al 5,10% TAE a año y medio. En Popular, sin abandonar los productos con garantía, sí llegan a sugerir un fondo que apuesta por la apreciación del dólar.

Otra de las propuestas, en clara competencia con los depósitos, son las emisiones de deuda de las propias entidades. En Santander y la CAM ofertan bonos y participaciones con una rentabilidad que oscila entre el 4% y el 5% anual, que se negocian en el mercado pero se pueden solicitar en la entidad.

La prioridad en las sucursales es la venta de los productos en campaña, con ofertas por encima del 5% a un año para dinero nuevo

La letra pequeña de los estructurados

Garantía del capital. Los depósitos estructurados y los fondos garantizados son la propuesta común entre las entidades financieras para acercar al cliente a la Bolsa, pero no aseguran el cien por cien de la inversión en todos los casos. La cancelación anticipada del producto lleva implícita una penalización, a menos que en el folleto se establezcan determinados momentos de salida sin coste. Además, el rescate anticipado a menudo se realiza a precio de mercado, lo que puede suponer la reducción del capital invertido.Cálculo de la rentabilidad. Es la parte más delicada de los productos de ahorro estructurados. En su diseño, la entidad hace una apuesta por cuál será la evolución de los índices o valores a los que se referencia la remuneración. Y el resultado puede variar dependiendo de si se tienen en cuenta las rentabilidades medias o la variación en términos absolutos, la fórmula más recomendada por los expertos. O de si se ofrece el cien por cien de esa evolución o un porcentaje del resultado conseguido.Información. La letra pequeña del producto es clave y es necesario solicitar la explicación detallada al empleado de la oficina antes de su contratación. Hay que saber qué sucede si el índice de referencia no alcanza el objetivo previsto y en qué condiciones se puede rescatar el dinero.Valores e índices de referencia. Una acertada elección del subyacente al que se vincula la rentabilidad del depósito estructurado o del fondo garantizado es determinante para el éxito de la inversión, tal y como sucede en la contratación de cualquier fondo. Cestas de valores o índices con poca correlación o escaso potencial son desaconsejables.Subidas y bajadas. La actual inestabilidad de los mercados ha llevado a la banca a diseñar estructuras que vinculan su rentabilidad no ya a la subida de los índices sino a una horquilla determinada de oscilación, tanto al alza como a la baja.

Retos de la Mifid

El correcto asesoramiento al cliente es uno de los argumentos que más reivindica la banca a la hora de defender la calidad del servicio. Pero aún queda mucho camino por recorrer a pesar de que a finales del pasado año entrara en vigor la Directiva de Mercados de Instrumentos Financieros, más conocida como Mifid, por sus siglas en inglés.Esta directiva pretende mejorar la protección a los inversores, en especial al pequeño ahorrador, el más vulnerable ante las turbulencias de los mercados y ante la agresividad de las campañas comerciales de la banca. La aplicación de la Mifid supone que los bancos deben clasificar a los clientes en función de su perfil de riesgo y a los productos financieros de acuerdo a su grado de complejidad.En Santander, aseguran que el 92% de los profesionales que asesoran en la venta de productos ha superado un examen del Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF), que les acredita como expertos en el conocimiento y aplicación de la Mifid.

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