Chocolate para los paladares exigentes
Su presentación y su calidad hacen de Pancracio la marca de moda en las tiendas 'life style'
Han conseguido que sus productos se vendan en tiendas tan fashion como Colette en París o Villandry en Londres, gracias a su cuidadísimo packaging y a la calidad de sus propuestas a base de chocolate. Curiosamente, Pancracio no está radicada en Madrid ni Barcelona, sino en Cádiz, y es el fruto de una idea puesta en marcha por Pedro Álvarez en 2003.
Economista experto en marketing, Álvarez ha venido desarrollando su carrera profesional en agencias de publicidad e imagen corporativa -de hecho lo continúa haciendo en la actualidad-, lo que hace unos años le llevó a residir distintas temporadas en Nueva York. Precisamente a mediados de los 90 fue allí donde comenzó a plantearse el montar un negocio propio, una cadena de cafés gourmets, siguiendo el modelo de los espresso-bar que triunfaban en la Gran Manzana. Incluso hizo estudios de repostería en el Culinary Arts Institute de la Universidad de Nueva York para ampliar sus conocimientos.
Pero de regreso a España el proyecto estuvo unos años aparcado hasta que en 2003 nació Pancracio. 'Me decidí por hacer algo con chocolate -comenta Álvarez- no sólo porque había aprendido mucho sobre él y me encantaba, sino porque notaba que el mercado estaba receptivo, era tendencia total y me permitía empezar de cero, disfrutando del proceso, sin planteármelo como un mero negocio'.
Desde el principio se apostó por la imagen que debían transmitir los productos, empezando por el nombre. 'Tenía un toque antiguo, old fashion, entrañable, muy español y que comunicaba muy bien', señala. El logotipo lo realizó un conocido diseñador gráfico neoyorkino, con la litografía en relieve.
Se estudió mucho el packaging, con una estética retro-moderna, de pastelería antigua, pero de imagen contemporánea, con envases modulares en blanco y negro, lineales. El toque chic del lazo de algodón característico de la marca fue una sugerencia del propietario de una de las mejores tiendas de Los Angeles. 'Creo que fue un acierto. Como el lazo de Hermés, da imagen de calidad, y también resulta más festivo', explica Álvarez.
En Pancracio cuentan con un equipo de chocolateros artesanos que ponen a punto las recetas que Pedro Álvarez pergeña tras muchos viajes, cogiendo ideas, tendencias. Pero no es una marca de innovación gastronómica, porque intentan ofrecer 'valores seguros, que gusten a la mayoría, amables, originales y agradables y con un toque contemporáneo', según sus propias palabras. Trufas, turrones, chocolates, tabletas, tés, fusillis al cacao, vodka chocolate, mil y un variedades con distintos ingredientes y texturas (lo último es el Chuao, un chocolate negro extra superior de cacao criollo venezolano), que sólo se venden on line (www.pancracio.com) y en tiendas de estilo de vida que mezclan moda, complementos, libros o delicatessen, locales muy actuales, de tendencia. Según Pedro Alvarez, 'tenía claro que había que innovar en el canal y éstas son nuestras tiendas favoritas por el tipo de público y por concepto'.