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Cinco Sentidos

Localizadores personales para padres intranquilos

Conocer desde un ordenador la posición geográfica de los hijos en todo momento ya es una realidad

El deseo de protección de lo más preciado es algo que nadie pone en tela de juicio, y la tecnología permite cada vez una mayor precisión. Padres preocupados por la seguridad de sus hijos comienzan a utilizar como medida de protección localizadores GPS que permiten saber siempre dónde se encuentran; sólo hace falta un ordenador y una conexión a internet, o un teléfono móvil. 'La principal novedad respecto a los localizadores, que se utilizan ya desde hace años, es que antes los gestionaban las empresas cuando ocurría algún percance. Ahora, el propio cliente tiene acceso permanente al localizador', comenta Andrés Roig, director general de la empresa Precisión GPS (www.dondeestastu.com).

Hasta hace poco, se les pedía a los hijos que hiciesen una llamada a los padres para comprobar que estaban bien ante un viaje u otras situaciones que se salían de la rutina diaria, más tarde (aunque es algo bastante reciente) se les daba a los más pequeños de la casa un teléfono móvil en el que poder localizarles, pero la tecnología marca las pautas y ésta no deja de avanzar: ahora llevan localizadores GPS.

Una madre que prefiere permanecer en el anonimato lleva a su niña de cuatro años todos los días al colegio con un pequeño dispositivo en el bolsillo de su mandilón. 'Cuando son muy pequeños los llevas siempre de la mano o contigo, cuando son algo mayores y más independientes no es preciso tanto control, pero ésta es una edad en la que los padres nos preocupamos muchísimo, sobre todo por todo lo que se ve continuamente en los medios de comunicación', comenta. Además, esta madre señala que no existe suficiente vigilancia de los niños en el colegio.

Los localizadores GPS permiten crear una zona concreta, de forma que, si el pequeño la cruza, los padres reciban un aviso inmediato

Los dispositivos son pequeños, manejables y, además de la localización permanente, cuentan con funciones como un botón de socorro que al apretarse se pone en contacto con un teléfono prefijado. 'En el caso de los niños, lo normal es que esté conectado con los teléfonos de sus padres', señala Roig. Sin embargo, también se podría seleccionar la opción de conectarlo a una central de alarmas. Además, la tecnología permite establecer una zona concreta, de forma que si el GPS la traspasa suena una alarma que avisa al cliente de un movimiento inoportuno, así como acceder a un histórico de los movimientos realizados. El precio ronda los 200 euros, a los que hay que sumar una cuota de aproximadamente 15 euros al mes (que puede variar según el modelo y las opciones seleccionadas).

Javier Guillén, director en España de la compañía de distribución de localizadores Sherlog, señala que en poco tiempo contarán con este tipo de dispositivos en formato pulsera para que su extravío, sobre todo cuando se trata del uso en niños pequeños, sea más difícil (www.localizadorsherlog.es).

Como contrapunto, los expertos señalan la creación de una sociedad del miedo que no beneficia a los más pequeños. Javier Urra, psicólogo y ex defensor del menor de la Comunidad de Madrid, señala que 'casos como los de niños secuestrados hace que los padres se sientan muy inseguros, pero caminar hacia una sociedad así me parece muy preocupante'. No obstante, Urra distingue los casos de niños de corta edad, en los que las consecuencias son mínimas, de cuando son algo mayores.

El control también tiene límites

Uno de los principales debates que se abren al tratar la utilización de los localizadores para personas, y que la mayoría se plantean a la hora de ejercer su uso, es si se trata de un control excesivo de los menores o un abuso de la intimidad de los hijos.La decisión final es una cuestión personal, de cada padre, sin embargo, requiere un cierto planteamiento.Javier Urra, psicólogo y ex defensor del menor de la Comunidad de Madrid, establece que se debe tener muy en cuenta la edad de los hijos a la hora de utilizar estos dispositivos de situación. 'Cuando los niños son de muy corta edad no se hacen planteamientos, en este caso, acepto la preocupación de los padres y las consecuencias no tienen por qué ser negativas para el menor', afirma el experto. Sin embargo, Urra hace referencia a que existe un matiz peligroso si el niño, con una edad algo mayor, se siente controlado en todo momento. Por un lado, porque el niño puede sentirse inseguro, ya que al tener que llevar un dispositivo de 'socorro', tendrá la sensación de que existen muchos peligros, causa de ese control paterno. 'Así no se transmite seguridad' comenta el psicólogo. Por otra parte, y sobre todo cuando los niños tienen algo más de edad, en la preadolescencia, un excesivo control puede ser muy contraproducente y 'hacer perder lo más importante que hay entre un padre y un hijo: la confianza', afirma Javier Urra. 'Más que privar de libertad tenemos que garantizar la seguridad de los niños persiguiendo los peligros', añade.

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