La nueva Universidad arranca en otoño
Las facultades cambian las clases magistrales por una enseñanza práctica y profesional
El próximo curso (2008-2009) comenzará en España la renovación del sistema universitario, tal y como exige el Espacio Europeo de Educación Superior, más conocido como Proceso de Bolonia, porque fue en esta ciudad italiana donde 29 países firmaron en 1999 el acuerdo que permitirá la convergencia de los sistemas universitarios europeos y facilitará la movilidad de estudiantes y titulados dentro del viejo continente en 2010.
Desde hace un par de años, los rectores vienen ofreciendo a los licenciados la oportunidad de cursar en los centros públicos (y a precios competitivos) máster formativos de posgrado similares a los que hasta ahora impartían las universidades privadas y las escuelas de negocios, pero el cambio exigido por la Unión Europea no había calado aún en el epicentro del sistema, esto es, en las titulaciones. Ahora, y con vistas al nuevo curso que comenzará en octubre, 35 universidades públicas y privadas españolas han presentado un total de 207 planes de estudio 'adaptados al espíritu de Bolonia', en palabras de Javier Vidal, director general de Universidades, 'y están a la espera de que la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación, dependiente del ministerio de Educación y Ciencia, y las comunidades autónomas correspondientes, den luz verde a sus proyectos'.
Entre las pioneras, la Universidad Carlos III de Madrid, que ha decidido renovar los 23 títulos de su cartera educativa, la Universidad de Alcalá de Henares (4 títulos), la Pompeu Fabra (6 títulos), la Universidad Autónoma de Barcelona (4 títulos), la Pontificia de Comillas (3 títulos), la de Navarra (1 título) y la Universidad Europea de Madrid (22 títulos). Tanto la Complutense como la Autónoma de Madrid han preferido tomarse las cosas con más calma, pero en 2010 todas las carreras tendrán que haber pasado por la Agencia Nacional de Evaluación.
Las novedades más significativas del nuevo modelo son dos: por un lado, una forma nueva de enseñar y aprender; por otro, la libertad absoluta de las facultades para diseñar los currículo. Así, la Universidad de Alcalá de Henares ofrecerá a sus alumnos la posibilidad de acudir a las aulas a tiempo parcial o a tiempo completo, 'para facilitar la formación de aquellos que trabajan', explica Santiago Fernández, su vicerrector, y la Universidad Carlos III ha presentado algunas titulaciones con complementos, como Derecho con Periodismo o Administración de Empresas con Comunicación Audiovisual; mientras que la Universidad Europea de Madrid ha propuesto Arte y Proyectos Multimedia como alternativa a la tradicional carrera de Bellas Artes. A partir de ahora, padres y estudiantes deberán estar muy atentos a las peculiaridades de cada Grado y elegir aquel que mejor responda a las expectativas profesionales del aspirante a licenciado.
'Se trata de acompañar al alumno en su periplo formativo. Es el fin de las clases magistrales y el principio de una colaboración más estrecha con las empresas y sus necesidades profesionales', asegura Antonio Bañares, rector de la Universidad Europea de Madrid. 'Bolonia insiste en desterrar la mera acumulación de conocimientos y en enseñar a aprender. Es una filosofía de la educación totalmente diferente', anuncia Isabel Gutiérrez, vicerrectora de Grado de la Universidad Carlos III.
'Antes el centro de atención era el profesor, que prácticamente se limitaba a dictar y a recomendar bibliografía. Ahora, será el alumno el protagonista, proponiendo los contenidos que desea y necesita adquirir. La educación ha de ser individualizada o en grupos de trabajo muy pequeños y activos intelectualmente', concluye José Manuel Ricard, vicerrector de Política Académica e Investigación de la Universidad Rovira i Virgili, que renueva Historia e Historia del Arte.
Enseñar y aprender de otra manera
Enseñar a aprender. Sobre esta percha, tan de moda en la nueva pedagogía educativa, las Universidades han empezado a colgar un montón de novedades. Una de las más interesantes es la posibilidad de que los Grados se puedan estudiar parcial o completamente en inglés, como sucede en la Universidad Carlos III y sus licenciaturas de Economía, Administración de Empresas, Finanzas y Contabilidad y Relaciones Laborales y Empleo. Otro cambio que nos acerca a Europa es la obligación de las facultades de ofrecer a sus alumnos prácticas en empresas e instituciones, entre mes y medio y seis meses en el último curso. Y la apuesta decidida por el método del caso, tan habitual en las facultades americanas. En esta misma línea, carreras técnicas, como las ingenierías, y experimentales, como medicina, dedicarán especial atención a la práctica. Así, la Universidad de Navarra, que ha modificado su programa de Medicina, propone desde el primer curso la enseñanza clínica basada en problemas y la posibilidad de acudir al centro de simulación de situaciones médicas. También se integrarán en una asignatura conocimientos que antes estaban dispersos en varias, como anatomía y cirugía. Alcalá de Henares propone enseñanzas de carácter transversal, para aprender a trabajar en equipo, hablar en público o buscar empleo. También ofrece los llamados cursos 0, en septiembre, para reformar los conocimientos en materias como matemáticas y redacción.
Dos modelos
'Los nuevos grados están orientados a las necesidades reales del mercado', anuncia Antonio Bañares, rector de la Universidad Europea de Madrid. 'Aunque lógicamente seguirá habiendo diseños más clásicos', apostilla. Todos coinciden en la convivencia de dos modelos universitarios, uno orientado a la investigación y el conocimiento y otro de carácter más profesional. Pero existe un peligro: 'que el sistema lo triture todo y el cambio no sea más que de fachada', advierte Luis Echarri, director de Innovación Pedagógica de la Universidad de Navarra. Para no perder el tren de Europa, los expertos piden también más recursos financieros. El informe sobre la Financiación del Sistema Universitario cifró las necesidades económicas en 2.733 millones de euros. Se trataría de pasar de una inversión del 1,22% al 1,5% del PIB.