Españoles en Chicago
Asomada al lago Michigan, que parece un mar, es la tercera ciudad de Estados Unidos y una de las primeras en arquitectura, vigor y dinamismo artístico y cultural.
La gente parece embobada con la Crown Fountain que abrocha la Avenida Michigan con el reciente Millenium Park. Dos cubos o torres enfrentadas emiten imágenes animadas y mutantes de rostros, que arrojan chorros por la boca; entre ambas, una lámina de agua que parece un estanque, sobre el cual se puede caminar o jugar. La obra es del catalán Jaume Plensa y comparte público interactivo con 'la judía' de Anish Kapoor, casi al lado. No lejos de allí, frente al Daley Center, una escultura monumental de acero de Picasso se ha convertido en una especie de icono local; fue la primera de un plan municipal para ilustrar calles y plazas con piezas gigantes de creadores como Calder, Chagall o Miró, quien tiene otra escultura frente a la de Picasso, titulada Chicago y concebida para aquel emplazamiento.
Otras figuras colosales de Xavier Corberó y Ricardo Bofill adornan el vecino rascacielos R. R. Donneley Building. Y la presencia de artistas españoles en el Art Institute of Chicago es asombrosa: no falta ni uno de los grandes, antiguo o moderno. Lo último está por ver: es el rascacielos de Santiago Calatrava que ya se está alzando como un mástil del Lake Front, y que será el edificio más elevado de Chicago. Sorprende esta abultada presencia española: Chicago es un patchwork de grupos étnicos; vinieron primero los irlandeses, luego alemanes, suecos, italianos, griegos, checos, polacos, africanos, asiáticos, incluso hispanos, pero no hubo una colonia española similar a esas comunidades.
La cuna de los rascacielos
Esta diversidad étnica tal vez explique la necesidad que parece haber sentido la ciudad por autoafirmarse. Y vaya si lo ha conseguido: sus rascacielos han ostentado récords mundiales, hasta la reciente carrera de los países asiáticos y emiratos del Golfo. Los rascacielos tuvieron aquí su origen en un fuego, el terrible incendio de 1871, que dejó sin hogar a un tercio del vecindario; a partir de entonces se prohibió construir en madera y se obligó a hacerlo con ladrillo, acero y hormigón. W. Le Baron Jenney levantó el primer rascacielos local en 1884, y fue mentor de figuras como Louis Sullivan, William Holabird, D. Burnham, J. Wellborn Root y otros que conforman la llamada Escuela de Chicago.
Pero la paleta estilística no se reduce a eso, hay corrientes y edificios para todos los gustos, desde revivals del gótico, románico o tudor inglés al neoclásico, la llamada prairie school de Frank Lloyd Wright o el estilo posmoderno. Son numerosos los tours guiados para mostrar la arquitectura local; se pueden realizar en barco, en autobús o a pie. Es una buena opción para obtener un compendio de una oferta tan opulenta que uno no sabe cómo hincarle el diente. Entre la llamada milla de oro o Magnificent Mile (North Michigan Avenue) y The Loop (el ombligo acordonado por un metro elevado) se reparten las mejores muestras de arquitectura, los mejores museos y, en fin, eso que tanto gusta a los americanos: la lista de los lugares que uno no debe perderse.
Guía para el viajero
Cómo ir: Iberia (902 400 500, www.iberia.es) cuenta con vuelos directos desde Madrid a Chicago todos los días, excepto los lunes. La tarifa es a partir de 679 euros tasas incluidas.Dormir: The Silversmith Hotel & Suites (10 South Wabash Avenue, +1 312 372 7696), es un edificio histórico, protegido, y muy céntrico: situado en el Loop, a sólo unos pasos de Michigan Avenue y el Millenium Park; está gestionado por la cadena española Barceló y buena parte de los empleados son hispanos bilingües.Comer: Dada la variedad étnica, es fácil encontrar restaurantes de todo tipo, especialmente italianos (por Taylor Street), chinos (Chinatown), griegos (Halsted Street) o mexicanos. En el Navy Pier abundan los de comida rápida americana; uno de los más tradicionales es Portillo. Entre los más elegantes, el reciente Tru (676 N St. Clair street, +1 312 202 0001), cocina francesa con toques asiáticos; y Pump Room (Omni Ambassador East Hotel, N State Pkwy, +1 312 266 0360), con salones de nogal, lámparas y espejos, y música de jazz en vivo.