_
_
_
_
A fondo

Bruselas busca candidatas para la cúpula de la UE

Bruselas está a punto de elegir por primera vez un presidente del Consejo Europeo, la persona encargada, entre otras cosas, de responder al famoso teléfono único que en su día reclamara Henry Kissinger a la diplomacia europea.

Aunque todavía no hay candidatos oficiales para el puesto, los nombres han empezado a sonar. Y como suele ocurrir, casi todos son varones. Sin embargo, aumenta la presión para que una voz femenina responda en nombre de Europa a las posibles llamadas del secretario de Estado estadounidense. Un cargo que, por cierto, ocupa ahora mismo una mujer.

'Los hombres eligen a hombres y hay que romper esa tendencia', pedía en una reciente entrevista en la emisora de radio de la BBC la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margot Wallstrom, firme partidaria de aumentar el número de mujeres en la cúpula comunitaria.

En los próximos meses se presenta una oportunidad histórica para conseguir ese objetivo. La UE tiene que hacer cuatro nombramientos claves (la presidencia de la UE mencionada, la de la Comisión, la del Parlamento y la figura de Alto representante de la política exterior). Y una parte de Bruselas, harta de fotos de familia con varones de traje negro (o gris, los más atrevidos), exige que al menos uno de esos cargos se asigne a una mujer.

'Cuando los líderes europeos empiecen a valorar las candidaturas, no deben buscar sólo el equilibrio entre Estados miembros o partidos políticos sino también entre hombres y mujeres', reclama la eurodiputada del grupo Liberal Diana Wallis.

Las instituciones comunitarias se han mostrado últimamente más sensibles con ese equilibrio. Un tercio de los 27 miembros de la Comisión Europea son mujeres y ocupan carteras tan poderosas como Competencia, Agricultura o Sociedad de la Información (Telecomunicaciones).

Incluso en el lenguaje se están limando los rasgos machistas: el Consejo Europeo creó en diciembre su enésimo comité de sabios, pero prefirió llamarlo Grupo de reflexión para que no tuviera un sesgo de género.

A pesar de todo, la estructura comunitaria sigue teniendo un carácter marcadamente masculino. Wallis recordaba hace poco que si la UE fuera una empresa privada probablemente estaría 'violando su propia política de igualdad'.

En efecto, en 50 años de historia ninguna mujer ha presidido la Comisión Europea y entre los 26 presidentes del Parlamento europeo sólo dos han sido mujeres (Simone Veil y Nicole Fontaine).

La representación femenina en el Consejo Europeo también ha sido marginal, por culpa de la escasa presencia de mujeres al frente de los Gobiernos nacionales. Desde que en 1973 comenzaron las llamadas cumbres europeas sólo tres veces las ha presidido una mujer (Margaret Thatcher y, en dos ocasiones el año pasado, Angela Merkel).

La discriminación parece llamada a prolongarse durante los próximos años a juzgar por los primeros tanteos sobre el reparto, este año y el próximo, de los puestos en juego. 'La ausencia de mujeres entre los nombres de posibles candidatos que han empezado a circular resulta llamativa', se ha quejado la europarlamentaria y vicepresidenta del grupo Liberal Karin Riis-Jorgensen.

Reputación

De momento, sólo una mujer suena con fuerza para presidir el Consejo Europeo: Angela Merkel. La canciller alemana se labró una excelente reputación internacional el año pasado, cuando asumió la presidencia de turno de la UE y del G-8.

En Bruselas su prestigio creció después de que lograse, aunque Nicolas Sarkozy se haya atribuido todo el mérito, resucitar la frustrada Constitución y reconvertirla jibarizada en el Tratado de Lisboa. En una reciente encuesta del Financial Times en los cinco países más poblados de la UE, Merkel era la preferida para el cargo no sólo en Alemania, sino también en Francia e Italia. En España quedaba por detrás de Felipe González y en Reino Unido, de Tony Blair.

La alemana lograría probablemente entre los 27 Gobiernos de la UE el respaldo suficiente para convertirse en la primera presidenta del Consejo. Pero no parece fácil que la primera mujer en ocupar la cancillería alemana cambie Berlín por Bruselas.

El calendario, además, juega en parte en su contra, porque las elecciones en Alemania están previstas para finales de 2009. Y el puesto comunitario, en teoría, debería arrancar a principios de ese año.

Pero Merkel no es la única candidata ni la presidencia de la UE el único cargo disponible. Entre las posibles aspirantes que se mencionan estos días en Bruselas figuran la presidenta finlandesa Tarja Halonen, la ex presidenta letona Vaira Vike-Freiberga o la ex comisaria europea Enma Bonino. Las apuestas más atrevidas señalan a la ex parlamentaria holandesa Ayaan Hirsi Ali, amenazada de muerte por extremistas islámicos.

Cualquiera de ellas y muchas otras podrían optar también al puesto de presidente de la Comisión Europea, que quedará vacante a finales de 2009. José Manuel Barroso lo ocupa desde 2004. Y aunque pocos en Bruselas dudan de que al portugués le gustaría repetir, la carrera por el cargo está abierta y el nombramiento dependerá en gran medida del balance que resulte tras el reparto de los otros puestos en juego. Como varón, conservador y meridional, la renovación de Barroso estará en peligro si la presidencia de la UE se concede a un perfil similar.

Javier Solana, otro varón meridional, pero socialista, ocupa ahora el tercer puesto en discordia. En principio, el español debe asumir en 2009 de manera automática el puesto de Vicepresidente de la Comisión y ministro de Exteriores. Pero tarde o temprano el puesto saldrá a concurso. Y entonces, la carrera deberá ser unisex.

Archivado En

_
_