Muere a los 81 años el guionista Rafael Azcona
El guionista de cine Rafael Azcona falleció el pasado domingo a los 81 años de edad. El cineasta padecía desde hacía algún tiempo, según ha indicado su esposa a EFE, un cáncer de pulmón. Siguiendo instrucciones del escritor, la incineración de su cuerpo ha tenido lugar hoy, informa ELPAÍS.COM.
El cineasta fue el creador de gran parte de las películas más importantes del cine español de los últimos 50 años: El verdugo, Belle Epoque o La lengua de las mariposas son algunos de sus trabajos de más renombre.
Rafael Azcona nació en Logroño el 24 de octubre de 1926. Comenzó su carrera como novelista y participó en varias revistas de humor. En 1959 adaptó, a modo de colaboración, para la gran pantalla la novela de El pisito, y ahí comenzó su fructífera carrera como guionista. Azcona volvió a adaptar otras dos novelas, El cochecito y El secreto de los hombres azules, y en 1961 Luis García Berlanga dirigió su primer guión propio, Plácido.
También trabajó con Carlos Saura (La prima Angélica o ¡Ay, Carmela!), Luis García Berlanga (El verdugo o La vaquilla), Fernando Trueba (El año de las luces, Oso de Oro en el Festival de Berlín, o Belle époque, Oscar de Hollywood a la mejor película extranjera), y José Luis García Sánchez (La corte de faraón y Tranvía a la Malvarrosa). Es autor de varios libros, entre los que se encuentra El Estrafalario o Vida del repelente niño Vicente, sobre las aventuras de este personaje que inventó en su época de La Codorniz.
Rafael Azcona ganó el Premio Nacional de Cinematografía en 1982, la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1994 y el Goya de honor en 1998. Por sus guiones, Azcona ha ganado cinco Goyas: l bosque animado (1988), ¡Ay, Carmela! (1991) Belle æpermil;poque (1993), Tirano Banderas (1994) y La lengua de las mariposas (2000).
"Las mejores historias del cine español"
El cineasta José Luis Cuerda ha declarado en la Cadena Ser que Azcona "escribió las mejores historias del cine español". Además, ha destacado que el guionista era "como ser humano un tío maravilloso". Con la voz apagada, Cuerda ha dicho que ha "perdido un amigo, un maestro". Durante la convalecencia de Azcona, Cuerda habló con él "unas cuantas veces, después pasó una etapa en la que no podía ni hablar". El escritor Manuel Vicent ha destacado "la última ironía de Azcona", que "murió el Domingo de Resurrección".