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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Para esto no vale un Gobierno cualquiera

Además de parecer tan corta como siempre, la Semana Santa está haciendo ver la luz a más de uno. Ya casi nadie duda que la situación económica internacional se ha complicado más de lo previsto y que las posibilidades de permanecer inmune son nulas. Los mercados se han instalado en una montaña rusa de volatilidad, adobada por un nerviosismo que no calma ni la decidida acción de las autoridades monetarias. Casi al revés. Aumenta el número de los que piensan que la Reserva Federal de EE UU (Fed) está sobreactuando, como los malos actores. Pero eso no lo sabremos hasta dentro de unos meses. Algo, sin embargo, da qué pensar: que los mercados reciban como una bendición los resultados de los grandes bancos de inversión, de los Goldman Sachs, los Lehman Brothers o los Morgan Stanley, cuando en realidad ganan entre un tercio menos y la mitad que un año antes. Ello da idea de ansiedad por las buenas noticias que corre por los mercados. Y es que tras la caída de su colega Bear Stearns -el quinto del ranking-, cualquier gotera es bien recibida si la alternativa es una inundación.

La verdadera señal que viene dando la Fed sobre la economía de EE UU es que la situación es grave, como acaba de rubricar la OCDE. Tan claro como que no se podrá empezar a resolver hasta que se sepa el estado real de los bancos a uno y otro lado del Atlántico. Mientras, seguirá una sequía crediticia que se traslada poco a poco a la economía real.

En Europa las cosas no se pueden ver de otra manera. Con el añadido de que un euro más fuerte que nunca frente al dólar puede crear en los ciudadanos un tan falso como peligroso sentimiento de riqueza, que además sería altamente inflacionista.

Esa moneda única que se sale de la tabla no beneficia para nada a la economía española. Salvo para aminorar artificialmente la factura energética, que paga un petróleo a 100 dólares a la espera de que llegue la primavera a arreglar la inflación.

Con este divertido panorama, José Luis Rodríguez Zapatero está encajando las piezas para construir su nuevo Gobierno. Y es fácil entender que para lidiar este toro no vale un Gobierno cualquiera. Aparte del odioso terrorismo, la economía es la prioridad. Por eso el renovado presidente ha de tener mucho ojo con los artificios, los porcentajes, las cuotas y las pamplinas y poner todo el peso en la profesionalidad y la eficacia. Será difícil, pero también la mejor forma de cumplir el compromiso que ha adquirido con los ciudadanos.

Juan José Morodo. Subdirector de Cinco Días

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