Las tarjetas de crédito del futuro sustituirán el pin por la huella
Siemens presenta en España un sistema de reconocimiento biométrico para trámites bancarios
Los españoles son los europeos más reticentes a las transacciones online. El pasado año, sólo el 27% efectuó alguna operación monetaria a través de la Red, frente al 30% de media de los Veintisiete. Desconfianza en materia de inseguridad y privacidad son los principales recelos a la hora de realizar transacciones que recorran las autopistas de internet, según justifica un informe de la oficina estadística de la Unión Europea, Eurostat, publicado en enero.
Frente a las malas aguas, Siemens opta por tirarse a la piscina con un nuevo producto. La compañía alemana presentó ayer en España una tarjeta de reconocimiento por huella digital. En lugar de pin, dedo. El dispositivo registra las características biométricas del cliente, al pulsar, y las transfiere a su entidad financiera, a través de la pantalla del ordenador o del cajero automático.
Comenzar a operar es instantáneo, una vez el banco ha identificado al usuario. Para ello, además de ratificar sus credenciales biológicas, la entidad emite un código de verificación que el cliente deberá confirmar mediante teclado. En Siemens aseguran que este sistema acabará con los problemas de inseguridad y suplantación de la identidad esgrimidos por los internautas a la hora de operar online. La alemana, que mantiene negociaciones con varias instituciones bancarias españolas interesadas en su Internet ID-Card (que así se llama) no concreta ni fecha de comercialización ni entidades. Mucho menos, 'el público al que estará destinado el dedo bancario digital o su coste', aclara Gabriel Tarazona, director de desarrollo de la tecnológica alemana en España. La empresa está convencida de tener entre manos un buen arma contra los cacos, ya que la nueva tarjeta está dotada de un dispositivo antirrobo que permite bloquearla con solo mover un dedo. Otro distinto al elegido para activarla y operar.
La Internet ID-Card cuenta con un mecanismo 'panic finger' (alerta por identificación táctil) para actuar en caso de robo o emergencia
Del mismo tamaño de las convencionales de crédito o débito, su grosor, en cambio, es cinco veces mayor, 'aunque cabe en cualquier cartera', matiza Tarazona. Fabricada en plástico, incorpora una pequeña pantalla LCD y hasta 128 sensores en su reverso. Una vez activada mediante huella dactilar, los sensores interpretan la señal óptica que envía la entidad financiera a través de la pantalla desde la que se opere. Esa información codificada contiene detalles concretos de la transacción que el cliente ha solicitado realizar. Una vez desencriptada por el reconocimiento digital, la pantalla de la tarjeta muestra un código de autorización de la operación. Para concluirla, solo tiene que introducirlo de nuevo, tecleando en el soporte desde el que realiza la transacción.
Y eso puede hacerlo casi a través de cualquier dispositivo conectado a internet. La ID-Card interactúa con teléfono móvil, televisión, cajero o PDA. 'Por lo que permite movilidad absoluta', alardea Tarazona, y 'múltiples operaciones desde un único dispositivo'. Para el responsable de Siemens, el nuevo soporte espanta cualquier delincuencia. 'Ni cortándole el dedo al cliente', bromea, 'podría suplantarse su identidad pues la tarjeta necesita del calor del cuerpo para funcionar'.