Un vino bajo en alcohol contra las multas de tráfico
El ex presidente José María Aznar ya puede beber tranquilamente sin desesperar a la Dirección General de Tráfico por su apología del vino. Ahora existe uno casi sin alcohol.
'¡No se parece a nada, ¡es sorprendente!', exclama algo asombrada Cati García, experta en vinos y socia de la madrileña tienda Alqatar. Ella ha acompañado a CincoDías para valorar el caldo Altos de la Ermita (Jumilla), presentado ayer en Madrid, donde pasaba examen ante entendidos de todo el país. La innovación se llama 'vino de contenido alcohólico reducido' con tan sólo 6,5 grados. Legalmente no se puede denominar vino, pues entonces debería contener entre 9 y 15 de proporción etílica. 'Tiene un bonito color granate con destello violáceo. En nariz no se diferencia de cualquier otro vino similar', asegura García. 'En boca da una sensación más ligera'. Prueba superada para la bodega.
El grupo Casa de la Ermita lleva tres años y 2,5 millones de euros gastados en el desarrollo del producto. Comenzaron con pruebas para reducir la graduación de los sus pesados vinos propios de la región, pero las necesidades del mercado le han llevado a lograr un 6,5 grados sin que pierda sus características.
'Ha habido una caída importantísima en las ventas de vino en restaurantes en el último año, casi de un 50%', asegura Pedro José Martínez, fundador y copresidente de la bodega. La razón fundamental, el carné por puntos y el miedo a las sanciones en los controles de alcoholemia.
'Hay una necesidad', según Martínez, un nicho de mercado que la bodega quiere cubrir, a partir de abril, con 675.000 botellas de su primera añada. Conductores tras una cena, ejecutivos en una comida de trabajo o cualquiera que realice una actividad tras un refrigerio. æpermil;sos son los potenciales consumidores. 'Gente que no esté muy metida en el tema del vino y que prefiera cosas más ligeras', añade la catadora. No lo ve, por ejemplo, para su tienda. Está más enfocado para cartas de restaurantes. El precio en origen es de 6 euros, entre 16 y 20 en establecimientos hosteleros. Un importe competitivo -según el viticultor-, tal vez un poco más elevado que sus primos de mayor graduación.
Altos de la Ermita es un crianza de 2006 (con seis meses en barrica) de uvas Monastrell, Tempranillo y Petit Verdot. Para su elaboración han incorporado un gran proceso de investigación con el fin de reducir los azúcares que dan una mayor graduación. Primero con un 'estrés hídrico', cuenta el productor: una falta de riego que hace que la planta solo se afane en sobrevivir, no en madurar los racimos. Además de seleccionar los tipos de uva o el uso de levaduras 'vagas', como las llama Martínez, poco eficientes en la transformación de azúcares en alcohol.
El trabajo de investigación ha estado apoyado por equipos de la Universidad de Murcia y de la Politécnica de Cartagena en los análisis y en el seguimiento de la vida del producto, y por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) con un millón de euros sin intereses.
El grupo tiene el respaldo de Caja Murcia, Mapfre e Ibersuizas. Ayer, su copresidente, que se define como 'agricultor' ya que lo fue hasta fundar la bodega en 1999, invitó a las empresas de capital riesgo presentes a unirse al proyecto. æpermil;l cree que hay espacio para su producto en el mercado. Y no tiene miedo: 'No es un vino clásico. Aunque algunos vayan a decir que somos unos herejes'.