Airbus adjudica trabajo en el A-350 a Thales y a la estadounidense Parker por 3.300 millones
El fabricante aeronáutico europeo Airbus sigue cerrando acuerdos con empresas del sector para el reparto de paquetes de trabajo de la versión definitiva del A-350, el avión de capacidad media y largo alcance con el que pretende hacer frente al 787 de la estadounidense Boeing. Así, la empresa ha adjudicado sendos contratos al grupo galo Thales y al estadounidense Parker relacionados con el avión por un valor conjunto de más de 3.300 millones de euros.
En el primer caso, la filial de EADS ha decidido que Thales se haga cargo de la cabina de mando, de la aviónica y de los sistemas de navegación del nuevo A-350. El trabajo le reportará al grupo galo unos 2.000 millones de euros a lo largo de los próximos 20 años, según desveló ayer su consejero delegado, Denis Ranque, informa Reuters.
En la misma línea, la división aeronáutica del grupo estadounidense Parker Hannifin ha anunciado que será la responsable de todo el sistema de combustible de la nueva aeronave así como del sistema hidráulico de encendido y de distribución del aparato. La compañía espera ingresar 2.000 millones de dólares (1.385 millones de euros) por estos dos paquetes de trabajo durante todo el ciclo de vida del programa del A-350.
La empresa estadounidense ya ha participado en la fabricación de otros aviones de Airbus, como el Superjumbo A-380, pero con un peso bastante menor, lo que confirma la intención de la filial de EADS de dar una mayor relevancia, a partir de ahora, a empresas que estén fuera de la eurozona para tratar de hacer frente a los efectos de un dólar débil.
El desarrollo del A-350 XWB es una oportunidad inmejorable para que las empresas del sector aeronáutico se hagan con una porción de un pastel valorado en unos 10.000 millones de euros. Máxime, cuando Airbus tiene intención de subcontratar cerca de un 50% del desarrollo global del avión.
De momento, la empresa ya ha adjudicado un 5% del programa a empresas rusa, otro 5% a compañías chinas y negocia participaciones similares con firmas como la canadiense Bombardier o la italiana Finmecanicca. En España, el Gobierno aspira a que las empresas nacionales logren un peso industrial conjunto de hasta el 12%.