Vinos para vivir las fiestas
Diez etiquetas para acertar en las celebraciones navideñas
No resulta nada fácil seleccionar los vinos para las comidas y cenas de las celebraciones navideñas. Denominaciones, estilos, gustos, variedades y precios determinan la elección. Conviene no cerrarse en preferencias, tener la mente abierta, predisponerse a probar etiquetas diferentes, interesantes novedades recién salidas al mercado.
Puede ser una buena excusa para mostrar un cierto conocimiento en la materia, para sorprender a los invitados. O se puede ir sobre seguro, ofreciendo tintos clásicos, bodegas y marcas que nunca fallan. Aunque no hay que olvidar que no todo el mundo muestra la misma atracción por lo vinícola, y en esos casos lo mejor es optar por un blanco fresco y frutal o un tinto amable, redondo y equilibrado, que entre bien y guste a todo el mundo.
A denominaciones que triunfan en todo el mundo, como las de origen calificada Rioja y las de Ribera del Duero o Rias Baixas, se pueden unir otras ya asentadas en el mercado nacional -Navarra es un buen ejemplo-, incluso vinos poco conocidos por los neófitos y, sin embargo, muy bien valorados por los entendidos.
He aquí una pequeña propuesta con lo último en vinos y lo de siempre, variada en zonas, estilos y precios. Una selección para no equivocarse.
Pazo Señorans 2003. Bodega pionera en la elaboración de albariños con crianza en depósito con sus lías, lo que le otorga mayor complejidad. Magnífico blanco, de nariz compleja y llena de matices, elegante, de fruta, flores y notas minerales. Fresco, untuoso y amplio en boca, equilibrado y largo. Longevo.
Edetaria 2005. Nuevo en el mercado. Procedente de viñedos de 50 años, resulta un blanco expresivo y personal. Nariz franca, muy frutal (mosto de uva), con rasgos florales, minerales y fondo tostados (piñones). Cremoso en boca, fresco y persistente.
Gramona Argent 2004. Con toda la finura de la chardonnay, muy adecuado para acompañar toda una comida. En nariz, destaca la fruta blanca, de hueso y frutas exóticas, con matices de vainilla, tostados, notas de pastelería. Cremoso, con cuerpo, amplio y sabroso, permanece en la boca.
Pérez Pascuas GS 2001. Para ocasiones especiales, se elabora sólo en las grandes añadas con viñedos muy viejos. De nariz muy compleja, llena de intensidad. Potente, con muchas notas minerales, especiadas y de fruta muy madura, en el paladar es elegante, fresco, sabroso y muy largo. Conviene decantarlo.
Otazu Vitral 2003. Otra novedad de este otoño. Limitado -sólo 700 botellas-, es un vino de guarda, de gran potencia, con el carácter de la cabernet. Nariz cálida, frutal, con muchas notas de barrica y muy mineral. Entrada de boca fresca, con gran volumen y estructura, de taninos marcados. Largo, mejorará en botella.
La Vicalanda 2003. Estupenda relación calidad-precio para un vino que sigue respetando la cara del clasicismo renovado de los riojas. Intenso, frutal, especiado, tonos de regaliz y minerales en nariz, en boca destaca por su equilibrio. Amable, largo, se pulirá en botella.
Marqués Murrieta 200. Todo un clásico. Nariz llena de complejidad (fruta, especias, balsámicos). En boca se muestra maduro, elegante, carnoso, de finos taninos dulces. Predominan las notas de madera, pero no pierde su carácter frutal. La cara más tradicional de Rioja a buen precio.
AN 2005. Sorprendente, muy mediterráneo. Nariz muy fina, fruta madura, especias y balsámicos. En boca es elegante y jugoso, aunque no exento de cuerpo. Carnoso, taninos finos y aterciopelados. Sensación general de redondez, fácil de beber. Para todos los gustos.
Cantos Valpiedra 2005. Novedad de Martínez Bujanda, con vocación más comercial. En nariz y en boca destaca por sus tonos minerales, de terruño. Denota aromas de fruta y especias dulces. De cuerpo medio en boca, es equilibrado, agradable. Final frutal intenso.
Pago Larraínzar 2005. Sólo 30.000 botellas de este tinto marcado en nariz y en boca por la cabernet. Goloso, maduro y equilibrado, resulta amable y elegante, fácil de beber. Redondo, necesita aireación.