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Assar Lindbeck

¢Hay que retocar el Estado del bienestar¢

Uno de los impulsores del Estado del bienestar explica las amenazas que se ciernen sobre el modelo social europeo y las reformas necesarias para preservarlo

A sus 67 años, Assar Lindbeck es una de las mayores autoridades del mundo en el análisis del Estado del bienestar, el modelo de protección social nacido en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. El economista sueco, que presidió en 1992 una comisión de reformas económicas de su país llamada con su apellido, ha pronunciado enMadrid una conferencia sobre Perspectivas del Estado del bienestar, en la Fundación Carolina.

¿Cree en elmodelo europeo de Estado del bienestar tal como lo conocemos?

Elmodelo está amenazado por problemas internos de los países. El principal es la demografía: la ratio entre mayores de 65 años y personas en edad de trabajar se ha duplicado desde 1950 ­cuando se inició la creación del Estado del bienestar­ y volverá a doblarse a mediados de este siglo. Eso amenaza la sostenibilidad del sistema y es sólo uno de los extremos a considerar.

¿A qué otros se refiere?

El modelo surgió en una época de reconstrucción y fuerte crecimiento, con mucha población joven y sin interferencias en el panorama internacional. Ninguno de esos factores está hoy vigente. Además, algunos beneficios del modelo se utilizan de forma espuria.

¿En qué sentido?

Existen numerosos abusos; por ejemplo, en el seguro de enfermedad. Muchos trabajadores se quedan en casa sin estar enfermos. En mi país, Suecia, durante el Mundial de Fútbol de 2002 el absentismo masculino creció un 42%. Junto a factores demográficos y económicos hay una causa moral.

¿Influye también la globalización?

Aunque no es su causa principal, sí que complica el problema, porque no permite tener niveles impositivos muy altos para los capitales o las empresas, ya que se fomentaría la deslocalización. Así, el margen para elevar los ingresos que sostienen el sistema es limitado.

¿Debemos resignarnos a un modelo liberal como el de EEUU?

No lo creo.Habrá que retocar el Estado del bienestar para que sobreviva, pero no está acabado. Hay aspectos sobre los que se puede incidir, como la edad de jubilación, que se mantiene en 65 años.Hace décadas, la esperanza de vida adicional desde entonces se limitaba a tres años. Hoy no es raro que se viva 15 ó 20 años después de la jubilación, y muchos de ellos en excelentes condiciones físicas y mentales. Hay que elevar la flexibilidad del mercado laboral para incentivar el trabajo después de los 65 y, en términosmás generales, para facilitar la entrada en aquél de las personas que quedan excluidas. Lo complicado es llevar a cabo las reformas, porque la gente se ha malacostumbrado. Además, hay que abordar el problema de la falta de niños.

¿Cómo se aborda?

Debemos incentivar a las parejas jóvenes para que tengan hijos. Además de unos niveles altos de inmigración joven, la sostenibilidad del sistema requiere que nazcan niños que en el futuro entren en el mercado de trabajo.

En España se acaba de aprobar un cheque-bebé de 2.500 euros por hijo nacido. ¿Le parece positivo?

No sé si es una cantidad suficiente, pero desde luego supone una ayuda para solventar el problema. Eso sí: se requieren medidas adicionales, como la universalización de las guarderías y la conciliación de vida laboral y familiar.

El mayor nivel de vida aleja una posible crisis social en China

Lindbeck ha finalizado recientemente un estudio para el Banco Mundial sobre reformas económicas y políticas y los consiguientes cambios sociales que se han desarrollado en China. El gigante asiático lleva tres décadas con crecimientos de actividad cercanos al 10% anual y su pujanza en el escenario mundial está redefiniendo las reglas de la economía global. Preguntado sobre si el peculiar modelo de capitalismo comunista puede generar tensiones internas, Lindbeck se remite a la evolución de la renta per cápita: ¢No cabe duda de que existe la posibilidad de que se desarrolle un conflicto, pero la renta personal se ha multiplicado por siete desde 1980. Eso implica tal mejora del nivel de vida medio, que es difícil que se concreten otras tensiones. Es cierto, en todo caso, que hay problemas en el campo, donde se han producido expropiaciones brutales. Pero no creo que pongan en peligro el sistema¢.

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