España pierde la batalla por Galileo en un desaire de la UE
España confirmó ayer su veto como oposición al acuerdo de los ministros de Transporte de la UE para reorganizar el proyecto de navegación por satélite Galileo. Sin embargo, en una inesperada maniobra de desaire diplomático, de la que no se recuerdan precedentes, el Consejo de la UE optó por aprobar el texto por mayoría cualificada y seguir adelante con el programa.
El texto aprobado ofrece a España un centro de control de Galileo de segundo orden. Y una vaga promesa de que podría evolucionar hasta convertirse en uno similar a los que se instalarán en Italia y Alemania. La delegación encabezada por el secretario general de Transportes, Francisco Palop, se negó a suscribir estos términos porque, a su juicio, no garantizan la adecuada participación de las empresas españolas, y dijo que consultaría con los servicios jurídicos la impugnación.
Pero la presidencia portuguesa de la UE y el comisario europeo de Transportes, el francés Jacques Barrot, decidieron a última hora de la noche, tras 10 horas de negociaciones infructuosas, aprobar el texto por mayoría cualificada. La maniobra plantea dudas desde el punto de vista jurídico, pero la presidencia aseguró que consultó con los expertos del Consejo y dieron el visto bueno.
Desde el punto de vista político, la presidencia portuguesa afirmó tras el encuentro que 'hemos hecho todo lo posible por resolver las dudas de España, pero ha llegado un momento en que no podíamos continuar así'.
El desaire diplomático agrava la posición de la ministra
España llegó a la reunión escudada en un supuesto derecho de veto que, según algunas fuentes, todavía intentará invocar en el Consejo Europeo del próximo 14 de diciembre en Bruselas, al que asistirá el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
El desaire para la delegación española llegó después de que Portugal, en su condición de presidente de la UE, mantuviera intensas negociaciones bilaterales y multilaterales durante toda la tarde.
España exigía la creación en su territorio de un centro de control de los satélites similar a los que funcionarán en Italia y Alemania. El Gobierno teme que, sin esa infraestructura, las empresas españolas se encuentren en inferioridad de condiciones para ofrecer sus servicios cuando el sistema de navegación entre en funcionamiento.
La reclamación española, sin embargo, obliga a un ajuste del reparto de la carga industrial. Y los países que pueden salir perjudicados, como Alemania o Italia, se niegan a ceder parte de su tajada empresarial.
El borrador de conclusiones sobre el que trabajaban anoche los ministros prevé la división del proyecto en seis tramos (ingeniería, infraestructura terrestre, centros de control, satélites, lanzadores y sistema operativo), para adjudicarlos en licitación pública. Pero la capacidad tecnológica exigida hace inevitable que las empresas ganadoras sean las tres o cuatro que dominan el sector aeroespacial europeo.
España sabe que sus empresas no tienen posibilidades de competir por la parte más jugosa del proyecto, que parece reservada a empresas francesas, alemanas, británicas o italianas.
Respaldo a Nokia
¦bull;El estándar de televisión móvil que regirá en la Unión Europea casi con toda seguridad será el DVB-H, desarrollado por la finlandesa Nokia, ya que ayer recibió el respaldo político de los ministros europeos 'por tener potencial para convertirse en el más utilizado'.
Un 14% de margen
El presupuesto para Galileo está fijado en 3.400 millones de euros, una cifra muy ajustada según algunos expertos. De esa cantidad, la UE sólo ha reservado hasta 2013 un 14% (428 millones) para posibles imprevistos. El primero parecía que acababa de llegar, porque la exigencia de España de contar con un centro de control de los satélites no se había contemplado en el presupuesto inicial. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero considera imprescindible esa concesión para que el programa siga adelante.Fuentes españolas recuerdan que las empresas francesas, alemanas o italianas van a ser las grandes beneficiadas del proyecto, porque la construcción de los satélites y los lanzadores se llevará 1.600 millones de euros, casi la mitad del plan.