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Economía

¿Es bueno que Solbes se quede?

La respuesta al título es sencilla: para Zapatero, sí. Y no sólo para evitar que se juegue con la economía como con la ortografía.

Pedro Solbes es, también electoralmente, tan monótono como eficaz. Entre los políticos más valorados, le superan sólo Gallardón, De la Vega y Aguirre, además de Zapatero. Y de los ministros sólo le gana la vicepresidenta. De ahí que el presidente haya tenido que echar pocas cuentas para pedirle no sólo que siga en Economía si repite mandato, sino también en la lista de Madrid, para que su nombre ­no su oratoria­ le ayuden a ganar las elecciones. Con unos sondeos que señalan cómo el PP acorta distancias al PSOE, y con la pujanza de la oposición en Madrid, Solbes es un as para la capital. ¿Es bueno para la economía que siga? La continuidad de Solbes, en el periodo de desaceleración que se vaticina, sería una buena receta para la confianza de los empresarios. El vicepresidente y su equipo han sabido llevar las riendas económicas con suavidad firme y sin tirones populistas. Solbes va a cerrar su tercer año seguido en superávit, en la línea de estabilidad trazada al principio de la legislatura, y se encamina al cuarto ejercicio en números negros. Para eso ha diseñado el Presupuesto de 2008. Pero hay mucho por hacer. Quedan las reformas de la financiación autonómica, la siempre aplazada de la financiación local, y la reforma fiscal; queda la inflación, la escasa productividad, la mejora de las rentas, la agilización de sectores que tomen el relevo a la construcción... Queda, en fin, la apertura de los mercados, siempre incompleta.

Para afrontar esos trabajos, y otros como el previsible impacto de la desaceleración sobre el empleo, no es mal equipaje el plus de confianza que Solbes añade a la política económica. Por eso no sería bien entendida la componenda de acordar una permanencia de medio curso. Salvo, tal vez, que se den señales claras al mercado del nombre del sucesor. Solbes es el gestor más preparado para pilotar la economía en una etapa más compleja, como la que se avecina tras 14 años de crecimiento. No es tiempo de experimentos. La desaceleración va a exigir en la primera parte de la nueva legislatura un nivel extra de ortodoxia.

El de Pinoso cumplió este agosto los 65 años que marcan la edad de jubilarse. Y se ha ganado un dorado retiro comocampeón del superávit. Lo malo es que, al estar no disponibleRodrigo Rato, a poco que le dejaran hasta Mariano Rajoy le querría poner en sus listas.

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