'El cambio climático influirá en todas las inversiones'
Schroders crea el ISF Climate Change para aprovechar ¢el asunto conmayor impacto económico de lospróximos 20 años¢
Dentro de 10 años, cualquier fondo de renta variable global, regional o local va a tener que pensar muy seriamente en el cambio climático. La verdadera ventaja competitiva es adoptar esa estrategia ahora'. Es la advertencia de Charles Price, director de producto de renta variable de la gestora británica Schroders, que ha venido a España a presentar el fondo ISF Climate Change. El objetivo central de este producto es batir la rentabilidad del MSCI World Index, que se ha revalorizado un 105% en los últimos cinco años. Licenciado en Zoología, Price se incorporó a Schroders en 1991, primero como analista del Reino Unido, después como gestor especializado en Extremo Oriente y, desde 2005, en renta variable global. 'Con el cambio climático, por fin empiezo a acercarme a lo que realmente estudié', bromea Price.
Usted afirma que el cambio climático será el principal tema de inversión de los próximos 20 años. ¿Por qué?
Estamos profundamente convencidos de que existe una amenaza real a la forma en la que vivimos ahora, y las últimas investigaciones del panel del cambio climático de la ONU concluyen de forma inequívoca que la actividad humana es el principal responsable del deterioro del medioambiente. Es absolutamente imprescindible hacer algo. La conclusión principal de la ONU es que para 2050 hay que reducir las emisiones de dióxido de carbono un 25%. Eso implica un cambio completo en la industria durante los próximos 20 años. Creemos que eso genera unas importantes oportunidades de inversión.
¿Y cómo va a aprovechar estas oportunidades de inversión?
Lo primero es que ISF Climate Change no es un fondo verde o ecológico, sino una estrategia para aproximarse al cambio climático de una forma pragmática y global. Los fondos ecológicos están invirtiendo de tal manera que han generado en determinados sectores una burbuja similar a la tecnológica de los años noventa. Si pensamos en términos de energía limpia, debemos concluir que todos los países con acceso a la tecnología nuclear van a reabrir este tema. Un ejemplo: General Electric espera que el volumen de negocio turnover de su división nuclear se multiplique por cinco en los próximos 10 años, hasta alcanzar los 5.000 millones de dólares. Una empresa de telecomunicaciones como la francesa Bouygues será cada vez más interesante no por su red de telefonía móvil, sino por su peso en la energía nuclear.
¿Cree que los fondos de cambio climático pueden vivir un boom similar al de la industria de los hedge funds?
Nuestro punto de vista es que en un plazo de 10 años, cualquier fondo de renta variable global, regional o local va a tener que pensar muy seriamente en el cambio climático. La verdadera ventaja competitiva es adoptar esa estrategia ahora.
La economía mundial se encamina hacia una desaceleración. ¿Afectará eso negativamente a las inversiones necesarias para el desarrollo de energías limpias?
No se trata de un área de inversión que va a aumentar bruscamente para luego caer en picado, como si fuese una moda; se trata de algo sostenible, que va a durar por lo menos 20 años más. Hay cambios legislativos a nivel político que van a entrar en vigor, medidas financieras e industriales de todo tipo. No importa si la economía se desacelera, los esfuerzos económicos para combatir el cambio climático se van a intensificar, no a reducirse.
¿Qué opina de las energías eólica y solar?
Definitivamente son dos sectores en los que hay que estar. Nuestro fondo está muy centrado en ellos y tenemos una posición muy relevante en Vestas, una empresa de energía eólica. También estábamos posicionados en First Solar, hasta que alcanzó unos múltiplos de valoración de 100 veces la relación entre el precio de la acción y los beneficios esperados, una valoración que nos parece disparatada. Pero hay muchas formas de aproximarse. La eficiencia energética va a ser cada vez más importante y, en esa línea, la fabricación de rodamientos de baja fricción ball bearings constituye una parte central en la fabricación de turbinas eólicas. Hay muy pocas empresas especializadas en esos componentes y son muy interesantes. Lo mismo ocurre con el silicio en el desarrollo de paneles solares. Resulta más rentable bajar a toda la cadena de producción, que entrar al juego de pagar sobreprecios absurdos por determinadas compañías que no se sabe si tendrán graves problemas en el futuro.
¿Son una solución los biocombustibles?
Hay una enorme demanda de inversión en esa área. Pero, para nosotros, no es sostenible la tecnología actual, buscamos la segunda fase en el desarrollo de biocombustibles. ¿Por qué? Porque los procedimientos actuales implican destinar una extensión de cosechas tan grande, que entra en colisión con los cultivos para la alimentación humana. Una vez más, nuestra aproximación es global e invertimos no en empresas con unos múltiplos de valoración muy altos, sino en aquellas que están desarrollando avances tecnológicos.
'No se trata de unos pocos molinos'
El calentamiento del planeta como estrategia de inversión requiere ir más allá de las energías renovables más vistosas, como las turbinas eólicas o los paneles solares.'No se trata de unos pocos molinos', insiste Price. '¡El 8% de las emisiones globales de CO2 tiene que ver con la construcción de edificios mal aislados!', pone de ejemplo. En un acercamiento amplio al tema, el gestor de Schroders señala el potencial del sector farmacéutico: 'Con el cambio climático es seguro que enfermedades como la malaria van a tener una incidencia mayor y van a afectar a un porcentaje amplio de la población'.Otra cara de la crisis medioambiental es la búsqueda de medios de transporte más económicos. 'El diésel reduce en un 20% las emisiones de CO2 y el Gobierno de EE UU está impulsando un cambio hacia ese combustible. Pronto, el transporte por ferrocarril a larga distancia será más económico que los camiones'. Ideas para que los inversores reflexionen.