Luz frente a 'negacionismo' en la entrega de los Príncipe de Asturias
Al Gore, las víctimas del Holocausto y Michael Schumacher protagonizan la ceremonia en Oviedo
Los episodios de muerte y maldad no entienden de consuelo al menos que se difundan y conozcan', aseguró ayer Avner Shalev, presidente del Museo de la Memoria del Holocausto de Jerusalén. Ante el auditorio del Teatro Campoamor de Oviedo y ante el Príncipe Felipe, que presidía la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, recordó la 'aniquilación masiva y sistemática' de las víctimas de la 'maldad nazi'. 'Los que niegan el holocausto no lo hacen por una duda académica o histórica, sino por odio y antisemitismo que basa una sociedad en una mentira', había asegurado Vashem a su llegada a la capital asturiana.
Allí recibió el galardón de la Concordia en 'un homenaje que -puntualizó don Felipe en su discurso- nos permite expresar el respeto, reconocimiento y afecto a los millones de víctimas inocentes del Holocausto, a tantos hombres, mujeres y niños cruelmente perseguidos y exterminados'. A Shalev le acompañaban diez supervivientes del genocidio nazi, ahora ancianos, que subieron uno a uno al estrado. Allí posaron todos juntos guardando un minuto de silencio, el momento más emotivo del acto.
La sombra del negacionismo también cubrió el discurso de Al Gore, Premio Nobel de la Paz, tras la polémicas palabras de Mariano Rajoy, presidente del PP, en las que aseguraba que no se puede transmitir a la opinión pública 'una visión apocalíptica' del cambio climático. Gore, que recibe el galardón por su lucha contra el calentamiento global, aseguró en su discurso que todos 'tenemos la obligación moral de liderar la revolución de la conciencia en el mundo'.
'Tenemos la obligación moral de liderar la revolución de la conciencia en el mundo', aseguró en Oviedo Al Gore, ex vicepresidente de EE UU
El jurado valoró la importancia mediática que ha tenido Gore, premio de Cooperación Internacional, para difundir este problema que preocupa a científicos de todo el mundo. Los flashes que iluminaban su entrada por la alfombra azul al ritmo de las gaitas, demostró esa atracción personal. Pero quien más atención requirió del público fue el ex piloto de Fórmula 1 Michael Shumacher, premio de los Deportes, quien no paró de firmar autógrafos desde su llegada ayer a Oviedo.
El gran añorado entre los presentes fue el conocido músico estadounidense Bob Dylan, premio de Las Artes, que se encuentra en plena gira. El otro ausente fue el galardonado con el premio de Ciencias Sociales, Ralf Daherendorf. Fue la mujer del enfermo profesor y ex director de la London School of Economics quien recogió el diploma y la reproducción de la escultura diseñada por Joan Miró.
Ante los atentos ojos de la Reina Sofía, quien se encontraba en uno de los palcos del teatro, la ciencia aportó, por partida doble, la luz necesaria para el ser humano. Los biólogos Peter Lawerence y Ginés Morata fueron premiados en el apartado de Investigación Científica y Técnica, por sus estudios sobre el desarrollo genético. Investigaciones, que como cualquier científico, publican en Science y Nature, revistas de divulgación ganadoras del galardón de Comunicación y Humanidades. El mensaje contra la inmunización 'frente al fanatismo' vino del escritor israelí Amos Oz: 'Vengo con un mensaje de paz de un país sediento de paz', dijo Oz. 'Abrir sus libros es quedar atrapado', reconoció don Felipe, quien reforzó la idea de Oz al afirmar que 'el fanatismo es la plaga más perversa'.