Grupo Lar trata de activar obras paradas por la crisis de Llanera
Grupo Lar, participado por Morgan Stanley, era el principal cliente de Llanera Construcción, una de las seis sociedades del grupo valenciano que ha entrado en concurso voluntario. La compañía trata de mantener las obras llegando a acuerdos con subcontratas.
El grupo Lar se ha visto directamente perjudicado por la suspensión de pagos de Llanera. La inmobiliaria tenía contratadas con la filial de construcción de la empresa valenciana varias obras que se paralizaron cuando Llanera dejó de pagar a las subcontratas que realizaban el trabajo. Morgan Stanley adquirió a finales de 2005 un 16,79% de Grupo Lar por 124 millones de euros.
Según aseguraron ayer los responsables del bufete de abogados Iure, que representa a más de 40 pequeños acreedores de Llanera, se han presentado ya varios casos en los que las empresas que contrataron a Llanera para hacer obras se han puesto en contacto con las firmas subcontratadas para intentar llegar a un acuerdo que permita retomar las obras. Sin embargo, según explicaron desde Iure, esta posibilidad no está permitida por la legislación, ya que los contratos firmados antes de la declaración de concurso siguen vigentes y no se pueden romper por falta de pago. Cinco Días se puso el viernes por la tarde en contacto con el grupo Lar, pero no fue posible obtener un comentario al respecto.
Los administradores concursales han pedido a los propietarios de Llanera la cartera de obras que tenía la compañía en marcha para poder decidir cuáles se pueden hacer directamente o cuáles se tendrán que encargarse a terceros. De estas decisiones dependen también muchos puestos de trabajo, ya que el juez encargado quiere recolocar a los trabajadores de Llanera que resulten afectados por el futuro expediente de regulación de empleo en las subcontratas que asuman el negocio que la compañía no pueda atender.
Iure se reunió ayer con los administradores concursales y posteriormente celebró un encuentro con acreedores de Llanera a los que les explicó la situación del concurso. Uno de los responsables del bufete, Carlos Pavón, explicó que los administradores les han comunicado que investigarán las operaciones realizadas por la compañía inmobiliaria en los dos últimos años, límite que permite la normativa. El objetivo, por una parte, es conocer las operaciones de compra y venta de activos, por si en algún caso o se han hecho a precio fuera de mercado o con las ventas se ha favorecido a determinados acreedores en perjuicio de otros. Por otra parte, el estudio de las cuentas podría desvelar también que la empresa estaba desde hace meses en situación de concurso necesario. Esto podría afectar a los administradores de la empresa, la familia Gallego.
De igual manera, la administración concursal ha encargado una tasación propia de los activos de la compañía para cotejarla con la que ha presentado Llanera en su documentación. La valoración de los activos debe ser a precios de mercado. Llanera, en la documentación que presentó cuando suspendió pagos, prácticamente igualaba el precio de sus activos -inmuebles más deudas de clientes- con el pasivo reconocible. Desde Iure se apunta que las circunstancias del mercado inmobiliario pueden dificultar la venta a buen precio de los solares de la empresa.
Consecuencias nefastas
Las consecuencias de la crisis del grupo Llanera las sufren empresas y trabajadores que poco tienen que ver con la compañía presidida por Fernando Gallego. De momento, una firma de ingeniería contratada por Llanera ha entrado en situación de concurso por tener la mayoría de su actividad ligada a Llanera. 'Así estamos muchos, aunque estamos afrontando la situación echando mano de dinero propio ', comentó el viernes Jesús Domenech, empresario y acreedor de Llanera. Y la repercusión de la crisis del grupo valenciano afecta indirectamente a 3.000 trabajadores.