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Alimentación

Ebro reconoce que no puede medir el impacto en sus cuentas de la reforma azucarera

Ebro Puleva asume que la reforma del sector azucarero en la Unión Europea va a tener un impacto sustancial en sus arcas pero, por el momento, es incapaz de conocer las consecuencias concretas.

La compañía de alimentación reconoció ayer a la CNMV que 'en tanto no se fijen las condiciones definitivas' en las que se concretará el alcance del nuevo marco regulatorio de la producción de azúcar comunitaria, 'no resulta posible realizar una estimación del impacto económico que la nueva OCM Organización Común de Mercado tendrá en las cuentas de Azucarera Ebro', reconoce la empresa en su comunicado al regulador. 'Este alcance concreto resultará de las negociaciones entre las organizaciones agrarias, las industrias azucareras y las administraciones competentes que, previsiblemente, habrán de quedar culminadas antes de que acabe 2007', señala Ebro Puleva.

La empresa alimentaria admite así que aún no puede hacer una 'estimación económica concreta', pese a que un día antes explicara que las nuevas condiciones del mercado del azúcar obligarán a Azucarera Ebro a 'reducir sustancialmente su volumen de negocio actual'. Su filial es la 'empresa mayoritaria del sector' y la más afectada por una reforma que puede conllevar el abandono de hasta el 50% de la producción actual.

Ebro Puleva explica que la nueva organización comunitaria no sólo prevé compensaciones para los agricultores que decidan abandonar la producción azucarera, sino también para las industrias del sector que apuesten por la reestructuración, aunque no señala cuáles son las ayudas concretas.

En el último ejercicio, la división azucarera aportó a la compañía un volumen de negocio de 687 millones de euros, lo que equivale al 28% de sus ventas consolidadas. En 2006, Azucarera Ebro supuso el 31,6% del resultado bruto de explotación (Ebitda) del grupo, unos 96,9 millones. Pero la compañía ha apostado en los últimos años por reducir su exposición a la inestabilidad del sector azucarero, hasta conseguir que en la primera mitad del año la división aporte menos del 24% del Ebitda de la compañía.

La reconversión, en manos de los agricultores

Ebro Puleva reconoce las consecuencias de la nueva regulación azucarera, pero no puede cuantificarlas porque el futuro del sector está en manos de los agricultores. 'La modificación de la OCM supone un fuerte incremento del incentivo a los agricultores para que abandonen el cultivo de la remolacha', señala Ebro. Así, son ellos los que tienen 'la iniciativa del proceso' y quienes 'deben comunicar si desean seguir cultivando' a los nuevos precios de la materia prima 'o abandonan la producción para acogerse a las ayudas'. En ese caso, Ebro podría aprovisionarse en otros mercados o buscar alternativas que le permitan mantener en funcionamiento las fábricas, como la producción de biocombustibles.

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