La fortaleza emergente
El diferencial de la deuda de los países emergentes podría reducirse a corto plazo
La reciente crisis iniciada mediante la llama de las hipotecas de alto riesgo y sus posteriores ramificaciones y negativas consecuencias en los mercados de crédito y financieros ha dejado numerosos elementos para el análisis. Quizás uno sobre los que no se ha hecho tanto hincapié es el comportamiento de los mercados financieros emergentes.
Aún es muy pronto para saber en que puede deparar esta crisis que comenzó a mediados de año y cuyo último impacto es muy difícil de predecir. Sin embargo, no se puede ignorar que los niveles de volatilidad vividos en algunas sesiones de los pasados meses de julio y agosto fueron históricos, en particular en los mercados de crédito. Los inversores pasaron de minusvalorar el riesgo como casi nunca se había hecho a prácticamente no ser capaces de poner precio a algunos de estos activos de riesgo.
Tradicionalmente, los activos financieros de países emergentes deberían de haber sido uno de los mayores damnificados por estos violentos movimientos. Drásticos aumentos de los diferenciales de rentabilidad de los bonos emergentes sobre deuda gubernamental de calidad y fuertes volatilidades y caídas de las bolsas locales era lo que una mayoría de analistas hubiera pronosticado en un entorno de casi pánico, en el que los bancos centrales de las economías más desarrolladas inyectaban miles de millones de dólares en el sistema financiero.
Los peores días del pasado mes de agosto fueron testigos de lógicos aumentos de los diferenciales de rendimientos de la deuda emergente con respecto a los bonos de referencia del Tesoro norteamericano. El índice de deuda emergente de referencia, JPMorgan EMBI+, superaba con amplitud los 200 puntos básicos de diferencia de rendimiento (o un 2%) y, por tanto, por la inversa relación entre precios de los bonos y rendimientos, sacudía los precios y rentabilidades de este activo. En julio este diferencial terminó en 223.
Sin embargo, los analistas del sector confirmaban que durante este tiempo las ventas provenían fundamentalmente del dinero más 'caliente' y que aquellos inversores con perspectivas de más largo plazo mantenían posiciones y mostraban una confianza inusitada en la deuda emergente.
Las razones hay que buscarlas, en primer lugar, en la fortaleza de las economías de una mayoría de estos países, que además disfrutan de unas históricas reservas de divisas. En contraposición a las dudas suscitadas en la primera economía del mundo, donde algunos analistas de prestigio no descartan una recesión de la economía estadounidense, la economía china no ha dado signo alguno de debilitamiento. La importancia relativa que ha adquirido el gigante chino en las transacciones comerciales, no sólo con bastantes de sus vecinos asiáticos, sino también con otras grandes economías emergentes como la brasileña, por ejemplo, ha propiciado que la ecuación de ralentización económica en Estados Unidos, consiguiente bajada de precios de las materias primas y recesión haya quedado diluida.
En segundo lugar, y seguramente como consecuencia de lo primero, el análisis de los flujos de patrimonio en este tipo de activo muestra claramente como ha sido infinitamente menor que en los mercados de crédito corporativo de alto riesgo. La extremada volatilidad y falta de liquidez ha provenido de instrumentos como los Credir Default Swaps (CDS), pero no de la deuda emergente. En este sentido es interesante destacar también un acontecimiento novedoso, como es que el inversor doméstico de muchas economías emergentes ha venido comprando deuda de su propio país en los últimos años y precisamente ha contribuido a sostener y dar estabilidad a este mercado.
Las rentabilidades de los fondos de renta fija emergente han sido la prueba última para el inversor minorista de que este activo ha capeado el temporal, de momento, con gran dignidad. Por el contrario, la categoría de fondos de deuda emergente europea, que disfruta de una mayor independencia de este factor, se sitúa como una de las que consigue una mayor ganancia media en este periodo de turbulencia, sólo superada por algunos fondos de deuda de la zona euro a más largo plazo.
Las perspectivas de muchos analistas hablan de un diferencial de la deuda emergente para los próximos meses en rangos de 185-200 puntos básicos, por debajo de los valores actuales y en niveles históricamente reducidos.
Encuesta. Opinión de los gestores
Lipper, en su encuesta de distribución de activos mensual entre gestores de fondos de inversión españoles, preguntaba a finales de julio si estaban de acuerdo con una visión creciente de que las economías emergentes se podían estar separando de una posible ralentización en los EE UU.La respuesta agregada mostraba que un 57% estaban de acuerdo, contra un 36% que discrepaban.Así, los gestores españoles también mostraban su confianza en los activos emergentes en plena incertidumbre en los mercados.