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Transporte

Carrera abierta hacia el Paso del Noroeste

El deshielo del estrecho McClure de Canadá abre una nueva vía comercial marítima estratégica

Sir John Barrow se quedaría atónito de ver con qué poco sudor la comunidad internacional se apresta a apoderarse del mítico Paso del Noroeste. El que impulsara a cargo del Gobierno británico la búsqueda de esta vía alternativa al peligroso estrecho de Magallanes en el siglo XIX no logró en ninguna de las expediciones británicas quebrar el testarudo hielo ártico. Costó la vida a no pocos locos exploradores. Dos siglos después, el acelerado cambio climático ha bastado para abrir, por primera vez, la que será la vía marítima más corta entre Europa y Asia. El estrecho McClure, en el ártico canadiense, quedó completamente abierto, despojado de sus hielos, por primera vez en agosto, 'su nivel más bajo en los últimos treinta años', según registraron los satélites de la Agencia Espacial Europea.

Si para los sensatos científicos la noticia es catastrófica, ya que los polos son indicadores óptimos de la aceleración del calentamiento climático, Canadá y EE UU se frotan las manos por la gran oportunidad comercial y geopolítica que representa esta nueva vía navegable, el camino más corto entre el océano Atlántico y Pacífico, que podría desbancar al Canal de Panamá como vía marítima comercial.

No en vano Canadá ha comenzado su ofensiva diplomática, reclamando la soberanía de las aguas del Paso del Noroeste, mientras EE UU defiende el carácter internacional del estrecho.

El mar sigue siendo la principal vía de transporte de mercancías y la más barata. Absorbe el 90% del flujo mundial. Los enormes buques que cada día atraviesan el Canal de Panamá, por ahora la ruta interoceánica más corta por donde pasa el 5% del comercio mundial, pueden transportar enormes cargas de contenedores procedentes y con destino a 108 países.

Globalización

Sin embargo, la vorágine de la globalización y el virulento crecimiento económico de China, India y Brasil, exige más vías de transporte. China se ha alzado al segundo puesto de países que mayor flujo de carga cruza el canal del angosto país de América Latina, después de EE UU. No en vano los panameños acogieron en el mes de septiembre con exaltada alegría y patriotismo la explosión de 15.000 toneladas de dinamita, pistoletazo de salida de las obras de ampliación del Canal, apenas una semana después de que se hiciera pública la ruta navegable del Paso del Noroeste. Panamá se ha lanzado en la construcción de un tercer juego de esclusas que permita al único paso interoceánico del mundo acoger buques pospanamax, de enorme tamaño e idóneos para el creciente comercio con Asia, la guinda del pastel panameño, que absorbe más del 25% del flujo de mercancías que entra y sale del canal.

El Gobierno de este país airea orgulloso el gigantesco presupuesto de la nueva obra, que asciende a la nada desdeñable suma de 5.250 millones de dólares (unos 4.000 millones de euros), consciente de que esta máquina de dinero representa la tercera parte de su producto interior bruto.

Por su parte, España, segundo socio comercial de Panamá, sigue muy de cerca la ampliación del canal. Tanto que la visita oficial del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero a este país en el mes de junio incluyó una delegación empresarial en la que viajó la plana mayor de las principales constructoras españolas, entre ellas FCC, Acciona, ACS, Ferrovial, OHL y Sacyr-Vallehermoso.

El viaje sirvió para sellar un convenio de doble imposición por el que la hacienda española dejará de considerar al istmo como paraíso fiscal, lo que abrirá la participación de las empresas españolas a las obras de ampliación del canal. Se prevé que el paso interoceánico entre en funcionamiento en el año 2014, apenas treinta años antes de las estimaciones científicas que auguran el deshielo total del Ártico.

La golosa tarta del Ártico

Los países ribereños del océano Ártico (EE UU, Canadá, Dinamarca, Rusia y Noruega) protagonizaron este verano el inicio de una carrera contrarreloj para reivindicar sus teóricos derechos sobre el gigante territorio helado, uno de los últimos espacios vírgenes del planeta, donde los expertos sitúan cantidades ingentes de gas, petróleo, oro y diamantes.Rusia salió la primera, plantando en el mes de agosto una bandera nacional de titanio a 4.261 metros de profundidad en el Polo Norte. Su expedición pretendía demostrar que la dorsal submarina de Lomonossov es suya, lo que le daría acceso a 1,2 millones de kilómetros cuadrados más de costa, y a las 10.000 toneladas de hidrocarburos que Moscú cree hay en esta zona.Dinamarca será la principal competidora de las ansias rusas, al reclamar que esta misma dorsal es en realidad una prolongación de Groenlandia.También en agosto EE UU -que ni siquiera ha ratificado la Convención del Mar de Naciones Unidas que le daría derecho a reclamar- , envió 20 científicos a Alaska para dibujar el mapa de su meseta continental submarina.Canadá, que además reclama la soberanía del Paso del Noroeste, anunció en agosto una serie de medidas para reforzar su presencia militar en el Ártico, y 'demostrar su presencia firme y a largo plazo en la región'.Todos los estados ribereños, pues, están interesados en obtener su cuota parte de un universo casi desconocido y, hasta la fecha, desolado.

Riqueza polar. Un océano de oportunidades

Recorte en los costes. El paso del Noroeste será la ruta marítima más corta entre Europa y Asia, ahorrando un tercio de días de un flete entre Yokohama y Europa y, por tanto, los costes.Vía abierta. Los científicos prevén que la vía helada se haga totalmente líquida durante los meses de verano a partir del año 2040. En el 2014, por su parte, está previsto que concluya la ampliación del Canal de Panamá.Reserva de materias primas. La región ártica contiene, según estimaciones de los expertos, hasta un 25% de los hidrocarburos no explotados del mundo.Calentamiento. El hielo ártico alcanzó su mínimo histórico de hielo en agosto de 2006 al perder una superficie como dos veces España.Mercancías. El mar sigue siendo la principal vía de transporte de mercancías, con el 90% del total. El Canal de Panamá acoge el 5% del tráfico mundial.

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