Los problemas del exceso de liquidez
Hace ya casi dos meses desde que se produjo la convulsión en los mercados financieros derivada de la crisis de las hipotecas subprime, y sin querer analizar las consecuencias ni los daños colaterales sufridos, pues ya han corrido y corren ríos de tinta al respecto, me es más fácil reflexionar sobre los hechos previos. Recordemos que desde hace ya un par de años tanto los entes supervisores, léase bancos centrales, como otros organismos públicos y privados relacionados con el sector financiero, estuvieron alertando sobre el exceso de liquidez existente a nivel mundial.
Esta liquidez proveniente del dinero barato durante los años de bajos tipos de interés, lejos de disminuir, a medida que la Fed y el BCE aumentaban paulatinamente su tipos de referencia, parecía incrementarse.
Varias fueron las explicaciones al respecto. La globalización de la economía. Con nuevos focos de crecimiento en países como China, Brasil, Rusia e India fue una de ellas si bien no la única. Pero al calor de esta ingente cantidad de dinero aparecían los 'depredadores' que, en vehículos como los hedge funds y los fondos de private equity, parecían dispuestos a beneficiarse de la situación. El oscurantismo y la falta de regulación de unos, y las cada vez mayores operaciones al abrigo de la ingeniería financiera de los otros, los marcaba como posibles detonantes de la siguiente crisis financiera.
Curiosamente no han sido ellos sino un sector que trabajaba con activos reales como los préstamos hipotecarios, pero sin el debido control de riesgo el que ha hecho convulsionar al sistema, obligando a intervenir a los bancos centrales inyectando nuevamente liquidez para su sostenimiento. Los problemas como vemos aparecen en aquellas zonas en las que la borrachera de la liquidez de recursos impide analizar los riesgos en los que se incurre. Porque cuando esta misma liquidez disminuye la resaca se hace insoportable y como estamos viendo las consecuencias atacan una zona que llamamos confianza y que es tremendamente difícil de gestionar. Y en esas estamos. Si somos capaces de recobrarla esto no será más que otra tormenta de verano.
Luis Peña Kaiser. Consejero delegado de Fonditel.