Los alimentos disparan el IPC hasta el 2,7% en septiembre
Los precios de los alimentos han disparado la inflación en España, que se situará en septiembre en un 2,7%, volviendo a niveles que no se veían desde diciembre de 2006. La fuerte subida del petróleo puede empujar más al alza los precios, que podrían cerrar el año por encima del 3%, según las previsiones de Funcas.
El alza de los precios del pan, la leche o la carne, junto con el efecto base interanual sobre el precio del petróleo, ha disparado en cinco décimas la inflación en septiembre, según el indicador adelantado del índice de precios hecho público el viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los esperados aumentos de la inflación por los analistas para septiembre se tradujeron ayer en un IPC armonizado del 2,7%, según las primeras estimaciones que, si bien no tienen por qué coincidir con el dato que se haga oficial dentro de trece días, en la mayoría de las ocasiones anteriores fueron acertadas.
Este dato adelantado supone una fuerte subida respecto al último registrado en agosto (2,2%) y responde tanto al alza de los precios de los lácteos, los cereales y la carne como a un efecto base provocado por los descensos que el petróleo registró en el segundo semestre de 2006. El índice vuelve, tras su buen comportamiento de los últimos meses, a registrar un alza que no se producía desde diciembre de 2006.
A la espera de la publicación del índice definitivo, el diferencial de inflación con la zona euro podría incrementarse hasta 0,6 puntos, según la estimación preliminar publicada el viernes por Eurostat que fija la inflación media europea en el 2,1%.
Los analistas esperan, no obstante, que esta subida no termine aquí y que los precios sigan creciendo en los próximos meses debido, fundamentalmente, al efecto base de los productos energéticos. Así, la Fundación de las Cajas de Ahorro estima que el petróleo 'tirará' del IPC de aquí a final de año con incrementos previstos en el barril de Brent del 5,4% para octubre y del 6,5% en noviembre y diciembre, lo que llevaría a una inflación del 3% para octubre y del 3,1% para los meses de noviembre y diciembre.
Sin embargo, la estimación puede quedarse corta si el precio del crudo sigue creciendo al mismo ritmo que lo ha hecho durante esta semana. Tras marcar un récord histórico en la sesión del jueves (en la que el precio del barril subió 2,60 dólares en una sola sesión hasta superar los 80 dólares), siguió su tendencia alcista y llegó a superar los 81 dólares durante el viernes. Los analistas culpan de la tensión en los precios a la fortaleza del euro frente al dólar (la moneda en la que se compra el petróleo) y al papel que están jugando los fondos de inversión, que están trasladando grandes sumas de dinero a los futuro del crudo para conseguir rentabilidades impensables en otros sectores afectados por la crisis crediticia.
Especulación
De hecho, el euro volvió a batir el viernes un récord en su cotización frente al dólar, tras superar por primera vez la cota de los 1,42 dólares. Que el dólar esté barato permite a los países que tienen otras divisas ahorrarse dinero en su factura energética y al mismo tiempo aumentar su consumo con el dinero que les sobre. Los analistas consultados por Reuters coinciden en apuntar que los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se han mostrado siempre partidarios de que, ante un dólar débil, el precio del barril siga una tendencia alcista para evitar tentaciones de mayor consumo.
Sin embargo, los expertos creen que el factor que está provocando el alza de precios es la fuerte inversión en futuros. 'En este momento, muchos especuladores e inversores están entrando al mercado energético y una gran cantidad de dinero está siendo destinada a los futuros del petróleo', señaló Kentaro Obata, director de operaciones de Astmax con sede en Tokio.
Aumento de producción y de consumo en invierno
Las previsiones de los organismos internacionales como la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre la evolución de la oferta y la demanda de petróleo para este año y el que viene han saltado por los aires con la crisis hipotecaria en EE UU.En su informe mensual de agosto, la Agencia revisaba a la baja la demanda mundial de petróleo para 2007 y 2008, como consecuencia de las buenas condiciones climatológicas previstas para el invierno y por la fortaleza del crecimiento económico, especialmente en la Unión Europea. Así preveía que de un consumo mundial de 84,5 millones de barriles en 2006 se pasaría a uno de 85,9 millones de barriles en 2007 y a otro de 88 en 2008. En su diagnóstico, la AIE pronosticaba crecimientos prácticamente marginales en la demanda de los 32 países de la OCDE y achacaba la totalidad del crecimiento al fuerte repunte en China y Oriente Medio, que en conjunto suman el 50% de la demanda mundial.La irrupción de la crisis hipotecaria ha cambiado por completo el escenario. La fuerte escalada de los precios del crudo ha obligado a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a dictar un nuevo aumento de producción de medio millón de barriles diarios, que se hará efectiva a partir del 1 de noviembre, con el objetivo de evitar tensiones entre oferta y demanda.Algo que parece inevitable ante las perspectivas de un invierno especialmente duro en lo climatológico en Estados Unidos, el primer consumidor del mundo de calefacción. A estos malos augurios se ha unido la rebaja de tipos de interés decretada por la Reserva Federal en Estados Unidos (se ha pasado del 5,25% al 4,75%), lo que podría alentar un repunte del consumo en Estados Unidos para evitar la desaceleración en la economía estadounidense.En sus previsiones, la Agencia Internacional de la Energía no se olvida de la influencia que puedan tener en la evolución del precio las condiciones climatológicas (prevé un descenso de 900.000 barriles diarios si bajan mucho las temperaturas en el último trimestre de 2007 y el primero de 2008) y los conflictos geopolíticos, como los últimos sabotajes en Nigeria, el primer productor de África y el sexto de la OPEP.