Codorníu pondrá precio a sus titulos para facilitar la salida a los socios
Orden entre los cerca de 200 accionistas de Codorníu. El elaborador catalán de cava establecerá un sistema para determinar el precio de las acciones cuando vayan a traspasarse entre miembros de la compañía. Hasta ahora, los propios socios, todos ellos de las distintas ramas de la familia Raventós, debían acordar el precio cuando se producía una compraventa de títulos. Codorníu volverá a beneficios este año.
Una de las mayores incógnitas que persigue a Codorníu es cuánto valen sus acciones, pero será despejada en breve. La compañía elaboradora de cava y vinos establecerá un mecanismo que permitirá a la empresa fijar el precio de los títulos que servirá de base entre accionistas cuando quieran llevar a cabo un intercambio de acciones. Fuentes cercanas a la compañía señalaron que este mecanismo acabará con el sistema que se llevaba a cabo hasta la fecha, una mera negociación no exenta de discrepancias entre los dos socios que promovían la transacción. El proceso además, era largo y se dilataba en el tiempo por no existir un criterio estricto defendido por la empresa.
Codorníu sí tiene establecido un sistema de sindicación de acciones por lo que los traspasos siempre se realizan entre miembros de las cuatro ramas de la familia Raventós, que son dueños exclusivos del 100% de la compañía. 'La compañía dará un precio de compra para aquellos interesados en comprar', apuntan las mismas fuentes. No obstante, señalan que en pocas ocasiones se traspasan acciones de un socio a otro. 'Son situaciones puntuales, en las que un accionista tiene una participación muy pequeña o quiere desprenderse porque cambia de residencia'. Ninguno de los accionistas de Codorníu controla más del 4% del capital.
El nuevo mecanismo, que será sometido a votación en noviembre durante la próxima junta de accionistas, también servirá para solventar otro problema, que surge cuando no exista comprador para un paquete del que alguno de ellos quiera desprenderse. 'A partir de ahora, si alguien quiere vender y no encuentra vendedor la propia compañía podrá adquirirlo', explican, lo que generaría autocartera. Según establece el orden del día de la próxima junta de Codorníu, la compañía modificará varios artículos relativos al derecho de adquisición preferente de los accionistas y la sociedad 'con el fin de establecer una regulación más exhaustiva y clara del mismo introduciendo nuevas cuestiones sobre determinación de valor, gastos de valoración y carácter vinculante de la oferta', indican fuentes cercanas a la empresa. Ningún portavoz oficial de Codorníu quiso comentar el orden día de la junta ordinaria en el que se aprobará el resultado del ejercicio cerrado a junio de este año.
La compañía podrá hacerse con las acciones que no encuentren comprador
Los desencuentros entre accionistas vividos en 2005 a raíz del cese del director general ajeno a los Raventós, Josep Forroll, parecen ahora olvidados. Los accionistas de Codorníu aprueban la gestión que está llevando a cabo actualmente su director general, Xavier Pagés, primo de la presidenta de Codorníu Mar Raventós. Desde su llegada a finales de 2005, Pagés ha impulsado una política de recorte de gastos y un enfoque hacia productos para clientes de mayor poder adquisitivo está dando sus frutos.
Después de registrar 0,9 millones de pérdidas el pasado año (las primeras de su historia), Codorníu volverá a beneficios. Para ello, también ayudará la venta de la sede de la compañía en el centro de Barcelona, un inmueble modernista por el que la cadena hotelera Catalonia pagó 32 millones de euros para convertirlo en un hotel de lujo. Las oficinas centrales en la capital catalana han sido trasladadas a la localidad de Esplugues de Llobregat, cercana a Barcelona.
Los orígenes de Codorníu, una de las empresas más antiguas de Europa, se remontan a mediados del siglo XVI. La empresa familiar ha esbozado un plan que pasa por concentrar esfuerzos en pocos mercados y estratégicos, como el estadounidense, el británico o los nórdicos. La compañía quiere que el crecimiento se lleve a cabo principalmente de manera orgánica y lograr que en un plazo de tres años sus ventas se incrementen un 22% respecto a las últimas cifras publicadas (201 millones de euros) . Su proyecto supone también triplicar el Ebitda, que en el último ejercicio cerrado alcanzó los 10,6 millones de euros.
La apuesta por dar mayor salida a los productos dirigidos a un segmento de consumidores medio-alto también entra dentro de sus planes así como ser menos dependientes de la venta de cava, que se ha visto afectada en 2004 y 2005 por el boicot a los productos catalanes. La última operación de Codorníu en el extranjero ha sido la compra de 150 hectáreas de viñedo en Argentina, con las que reforzarán la actividad de su bodega local Séptima, ubicada en la ciudad de Mendoza.
Japón como plataforma para el resto de Asia
Codorníu vende anualmente en el país del Sol Naciente cerca de 60.000 cajas de producto a través de tres distribuidores locales, lo que significa el doble de lo que vendía en el año 2000, según datos de Oficina Económica y Comercial de España en Tokio recogidos por Casa Asia. Según este informe, la compañía no descarta sumar más distribuidores en este mercado así como incrementar la gama de vinos espumosos y tranquilos que pone en el mercado. Asimismo, se plantea controlar desde su oficina en Tokio la comercialización de sus productos en otros países. 'En concreto, se está considerando la posibilidad de trabajar con Corea del Sur. La compañía piensa también trabajar en un futuro más lejano en China o India, dos países donde el cava está empezando a tener una presencia significativa entre las ventas de vinos y productos afines', indica el informe de la Oficina.