Otoño chic en Washington
Además de ser capital y epicentro político de la nación, esta ciudad elegante y monumental sorprende por su oferta abrumadora de museos, restaurantes y locales de moda
La sensación es de desconcierto: en teoría es una ciudad pequeña (apenas un millón de habitantes) y, sin embargo, su gigantismo deja KO al incauto a la primera caminata. Paseos y avenidas kilométricos, agotadores, sólo aliviados por una invasión generalizada de parques interminables, y la soberbia escenografía que le deparan el río Potomac y sus canales, con ambiciones de mar; para sí quisieran muchos puertos el mercado de mariscos y pescados del Southwest/Waterfront, por no hablar de los cruceros fluviales con colación y orquestas a bordo.
En definitiva, una ciudad hermosa, verde, relativamente tranquila y silenciosa, grata y hasta animada. Y sobre todo, con una calidad de vida envidiable, y un cierto estilo chic. Pocas ciudades pueden ufanarse de atesorar tal cantidad de obras de arte de primer rango. En lo que llaman el Mall -un pasillo verde de unos tres kilómetros entre las avenidas Constitution e Independence- se espacian museos suficientes para entretener al turista durante varias jornadas; de hecho, Washington es uno de los destinos más visitados de Estados Unidos.
En la National Gallery of Art cuelgan joyas que resumen el mejor arte occidental: no falta ni uno de los grandes maestros. Eso, en el llamado West Building o edificio antiguo. En su flanco oriental, el arquitecto I. M. Pei levantó en 1970 otro edificio grandioso y puro de líneas para albergar el arte contemporáneo. Enfrente de la National Gallery está el museo más solicitado, el del Espacio, y la razón de su éxito son piezas como el avión de los hermanos Wright o el módulo del Apolo XI con el que tres astronautas llegaron a la luna en 1969.
También es muy popular el de Historia Natural, e imprescindibles para el arte americano son el American Art Museum o la Corcoran Gallery of Art. Los más recientes son el de los Indios Americanos (junto al castillo neogótico de la Smithsonian Institution), el de los Espías (curioso e interactivo) y el de los Medios, cuya apertura está prevista para este otoño.
Tanto o más que los museos tientan al foráneo los centros de poder, que dominan el paisaje urbano con una puesta en escena apabullante. El Capitolio y la Casa Blanca, pero también el obelisco en memoria de George Washington y los monumentos a Lincoln o Jefferson, especie de templos funerarios de grandiosidad egipcia -resulta sobrecogedor visitarlos de noche-. Los monumentos a los caídos en Corea, Vietnam o en la II Guerra Mundial, así como el cementerio de Arlington (donde yacen los Kennedy, junto a 300.000 soldados) pueden parecer algo sombrío; pero en torno al Dupont Circle (barrio bohemio y cosmopolita) y en el antiguo Downtown, la vida transcurre con una animación inusitada y contagiosa.
Un caso aparte es Georgetown. Ahora es un barrio más, pero fue un poblado anterior a Washington, y logró prosperidad en el siglo XVIII, gracias al comercio por el Chesapeake & Ohio Canal; pero el ferrocarril arruinó aquel tráfico. Ahora, el canal es una atracción turística (paseos en gabarras arrastradas a la sirga por mulos) y las casas coloniales de estilo georgiano o las posteriores de estilo federal, entre coquetos jardines y aceras pavimentadas con ladrillo, han sido y son el hogar de políticos, adinerados y celebridades.
Guía para el viajero
Cómo ir. Desde el pasado mes de julio, Iberia (902 400 500, www.iberia.com) tiene cinco vuelos semanales y directos desde Madrid a Washington, a partir de 471 euros ida/ vuelta (5.116 euros más tasas en clase preferente); sus ofertas se pueden consultar en la página web.Alojamiento. The Melrose Hotel (2430 Pennsylvania Avenue, +1 202 955 6400) resulta bastante céntrico y confortable, entre Georgetown y la Casa Blanca, con algunos empleados de habla hispana (está operado por Barceló Hoteles). L'Enfant Plaza Hotel (480 L'Enfant Plaza, +1 202 484 1000, www.lenfantplazahotel.com), muy céntrico también y con una cocina de extraordinaria calidad.Comer. Es obligado citar al televisivo José Andrés, instalado desde hace quince años en Washington y elegido allí Cocinero del Año; a su primer restaurante Jaleo (480 7th St, NW, 202 628 7949), especializado en tapas de calidad, acaba de añadir otro de comida mexicana, Oyamel (401 7th St NW, 202 628 1005), otro de ambiente mediterráneo-oriental, Zaytinya (709 9th St. NW, 202 638 0800) y otro muy reducido (sólo cuatro mesas) que será a la vez su laboratorio de creación (próxima apertura). Otro local español muy conocido es La taberna del alabardero (1776 1 St. NW, (202) 429 2200).