Blackstone y Carlyle, las dos mayores paradojas del capital riesgo
Las líderes del sector dan entrada en su capital a los Gobiernos de China y de Abu Dhabi
Pocos sectores son tan alérgicos a la intervención estatal en sus negocios como el del capital riesgo. Y sin embargo las dos firmas más representativas de esta industria, las estadounidenses Blackstone y Carlyle, han dado entrada en su capital a los Gobiernos de China y de Emiratos Árabes Unidos.
La compra por parte de China de un 9,7% de Blackstone y la adquisición del Gobierno de Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) de un 7,5% de Carlyle son dos grandes paradojas del capital riesgo del siglo XXI. Aunque quizá habría que hablar del enorme cinismo del siglo XXI, sin más.
El Gobierno chino ha desembolsado 3.000 millones de dólares en Blackstone en una operación simultánea a la salida a Bolsa de la sociedad de inversión estadounidense. China ha contado con un 4,5% de descuento sobre el precio de la OPV y mantendrá sus posiciones en la empresa por un plazo de cuatro años. Blackstone, fundada en 1985, es uno de los grupos de inversión privados más grandes de Estados Unidos y este año ha anunciado el cierre del que hasta ahora es el mayor fondo de inversión de capital riesgo del mundo: 21.700 millones de dólares. En principio, nada está más alejado ideológicamente que China, el último bastión del comunismo, de Blackstone, abanderado del capitalismo.
Por su parte el grupo Carlyle, que gestiona 76.000 millones de dólares a través de 55 fondos, ha vendido un 7,5% de su capital a la firma Mubadala Development, controlada por el Gobierno de Abu Dhabi, por 1.350 millones de dólares. La operación ofrece una valoración total de Carlyle de 20.000 millones de dólares. Algunos analistas interpretan que la operación puede ser la antesala de una salida a Bolsa de esta sociedad de inversión, como ya hizo Blackstone.
Pocas compañías tendrían tantas facilidades para hacer negocio en China o en Emiratos Árabes Unidos como las que han tenido los Gobiernos de ambos países para entrar en el capital de Blackstone y Carlyle. Y todo a pesar del recelo que entre los estadounidenses despiertan esas dos naciones.
Es difícil recordar ahora una de las pujas más sonadas en España del capital riesgo y no llevarse las manos a la cabeza ante esta doble alianza.
Tanto Blackstone como Carlyle pujaron por el negocio de telefonía móvil de Auna, en 2004. A última hora France Télécom compró Amena imponiéndose a las ofertas de las sociedades de capital riesgo sobre la compañía española. No lo denunciaron públicamente, pero tanto Blackstone como Carlyle se rasgaron las vestiduras por entender que hubo una clara intromisión política y que en la operación habían intercedido los gobiernos de España y Francia en contra de las firmas de capital riesgo y a favor de la compañía de telefonía gala.
Y sin embargo ahora ambas sociedades se alían con dos de los Gobiernos más proteccionistas del planeta. Y no sólo eso: también son dos de los gobiernos más alejados de los valores democráticos y criticados con dureza por los organismos que velan por los derechos humanos.
La intervención del capital riesgo ha sido en general positiva para el desarrollo empresarial de medio mundo en los últimos 40 años. Y una adecuada intervención estatal o regulatoria sobre su actividad puede ser positiva para todos. Pero alianzas como estas desvirtúan los fundamentos del sector.
Comprando conocimiento capitalista
La entrada de China en Blackstone fue comentada entre varios directivos de sociedades de capital riesgo y de empresas en un encuentro organizado este año entre Cinco Días y Banco Madrid. 'Es chocante que un Gobierno entre así en capital riesgo, pero muestra la importancia del sector', comentó entonces Mikel Bilbao, de la firma de inversión 3i. Félix Tena, presidente y fundador de la compañía juguetera Imaginarium, que ha estado participada por firmas de capital riesgo, expresó su opinión a cerca de las intenciones del Gobierno de China sobre la operación: 'Creo que está comprando conocimiento', dijo. De momento China ha aprendido una lección: en Bolsa también se pierde. Blackstone salió al mercado a más de 30 dólares por acción y tras una primera sesión exitosa hoy en día sus títulos cotizan por debajo de los 26 dólares.