Bruselas pone coto al cártel mundial de las cremalleras
La Comisión Europea multa con 329 millones de euros a las líderes del sector por repartirse el mercado
Bien a la vista, como la utilizada en la estética punk, o de forma más discreta, la cremallera se ha convertido, desde su invención a principios del siglo XX, en pieza básica de la industria textil y de la moda, para vestidos, faldas, pantalones, calzado, bolsos y otros complementos. Un producto fundamental en la vida diaria cuyo mercado se repartían las grandes empresas del sector, según ha destapado el departamento de Competencia de la UE.
La Comisión Europea anunció ayer que ha multado con 328,6 millones de euros a la japonesa YKK, la alemana Prym y la británica Coats, las tres grandes empresas líderes en la fabricación de cremalleras, por pactos de precios, que en algunos mercados incluyeron también a productores más pequeños. Según el Ejecutivo de la UE, las tres compañías acordaron los precios mínimos, coordinaron los incrementos, se repartieron mercados e intercambiaron información comercial importante e incluso confidencial.
Según la normativa antitrust de la UE, las multas por este tipo de prácticas tienen en cuenta el tamaño de los mercados afectados, la duración de los acuerdos y las cifras de negocio de las distintas compañías. Y en virtud de esta misma disposición, las empresas que colaboren en la investigación de estas prácticas restrictivas de la competencia pueden ver considerablemente reducida su sanción.
Beneficio al que se acogieron Prym, que fue la primera en ofrecer información sobre el cártel y colaborar con la investigación de la Comisión, y las otras dos empresas, que obtuvieron cierta rebaja por acogerse después al programa de clemencia de Bruselas.
Así, YKK recibió la sanción más cuantiosa, de 150,25 millones de euros, seguida de Coats (122,405 millones) y Prym (40,538 millones). A continuación se situó A. Raymond, multada con 8,325 millones de euros; el grupo Scovill (6,002 millones); Berning & Söhne (1,123 millones), y la asociación FVB (1.000 euros).
En un comunicado, la comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, calificó de 'inaceptable' que los principales fabricantes del mundo se pongan de acuerdo para mantener precios artificiales y repartirse mercados y clientes de unos productos utilizados en la vida diaria por muchísimos consumidores.
Bruselas abrió una investigación por iniciativa propia tras ser alertada de posibles prácticas colusorias y en 2001 llevó a cabo visitas sorpresa en numerosas fábricas de productos de mercería. El Ejecutivo comunitario demostró la existencia de pactos de precios para la venta de cremalleras y otros cierres (como corchetes y remaches), así como para las máquinas utilizadas para fijar estos productos a la ropa. En total, Bruselas detectó cuatro infracciones diferentes. Prym y Coast protagonizaron la más extensa en el tiempo, de 1977 a 1998, periodo en el que se repartieron el mercado de las mercerías.
La Comisión tiene pruebas de que los máximos responsables de las empresas mantenían habitualmente reuniones sobre su política de precios y también está convencida de que sabían que su comportamiento era ilegal.