Bodegas Faustino, la solera más internacional
Este grupo vitivinícola creado hace casi 150 años tiene vocación internacional. Los caldos que salen de sus instalaciones, situadas en cuatro denominaciones de origen españolas, cuentan con una consolidada presencia en los mercados exteriores.
La historia del grupo Faustino Martínez, el mayor propietario de viñedos en La Rioja, titular de tres bodegas en esta denominación, otra en Ribera de Duero, una Navarra y una más en La Mancha y primer exportador español de reservas y grandes reservas de La Rioja, es una historia de largo recorrido. La compañía se fundó en 1861 por Eleuterio Martínez Arzok en un pequeño pueblo alavés, Oyón, donde decidió asentarse y comprar casa y viñedos. Sus empeños por levantar el negocio se truncaron con la llegada del nuevo siglo como consecuencia de una epidemia de filoxera que arrasó sus cepas. La crítica situación no arrugo a la familia. Faustino Martínez Pérez de Albéniz, cabeza visible de la segunda generación, se aplicó a fondo para colaborar con su padre en la reconstrucción de los viñedos, a la vez que tomó la decisión estratégica de abandonar la venta a granel y comenzar a embotellar, lo que supuso la puesta en el mercado de la marca Campillo, entre otras.
En la década de los sesenta la tercera generación toma las riendas. Julio Faustino Martínez se pone al frente de la empresa familiar. Sale a la venta la marca Faustino en homenaje al anterior patriarca. Para su etiqueta eligen un cuadro de Rembrandt en el que retrata a Van Banbeek, un comerciante holandés de la época con intereses en el negocio del vino. Faustino se convierte en poco tiempo en una de las referencias en España y la primera en la exportación de reservas y grandes reservas. En una de sus incursiones en el exterior y que le abrió el camino del mercado austriaco contó con la colaboración de unos padres franciscanos. Fascinados por sus caldos le ayudaron a introducirse en el país centroeuropeo.
La compañía ganaba tamaño y en una adecuada política de reinversión de beneficios se lanzó a la compra de viñedos. Las adquisiciones se garantizaban con los bienes de los miembros de la familia.
En 1989, y a pesar de los altos tipos de interés de los créditos, Faustino, una sociedad en constante crecimiento, decidió destinar los recursos generados y las aportaciones de sus socios a la creación de nuevas bodegas con viñedos propios en otras denominaciones de origen. Esta política no supuso olvidar sus raíces en La Rioja alavesa. Así inauguró en 1990 Bodegas Campillo, una instalación innovadora obra del arquitecto Aurelio Ibarrondo. Más tarde adquirió, también en La Rioja, una pequeña bodega que pasó a llamarse Marqués de Vitoria. Primero el consejo familiar y después el de administración apostaron en 1996 por abordar la comarca vitivinícola Ribera de Duero y se dedicaron a adquirir viñedos en Gumiel de Izán, Villanueva y Roa de Duero. En posteriores reuniones decidieron entrar en denominación de origen Mancha, donde cuentan con unas 1.000 hectáreas de viñedo y monte y que le permiten crear Bodegas Leganza. En 2001 dio un nuevo salto geográfico para llegar a Navarra y montar Bodegas Valcarlos.
Bodega de Norman Foster
La cuarta generación del grupo Faustino no ha perdido el ritmo de sus mayores. En la actualidad tiene en marcha la construcción de Bodegas Portia, en Gumiel de Izán. El proyecto, que supone una inversión de 25 millones de euros, es obra del arquitecto británico Norman Foster, autor del Viaducto de Millaud en Francia, el puente más alto del mundo y del Metro de Bilbao, entre otros diseños.
Los buenos resultados conseguidos con el negocio vitivinícola también le ha permitido a la familia Martínez diversificar sus riesgos. En la actualidad son propietarios de casi un 3% del capital de FCC.
Datos básicos
Facturación de 100 millones . La facturación del grupo Faustino ha ido creciendo considerablemente todos los años. El ejercicio de 2006 cerró con unas ventas ligeramente superiores a los 100 millones de euros y una plantilla, en sus diferentes bodegas, de 226 trabajadores fijos que se incrementa sustancialmente cuando llega la época de vendimia.Varias Bodegas . La presencia en el negocio vitivinícola del grupo familiar con sede en Oyón (Álava) se extiende a varias denominaciones de origen españolas. En La Rioja cuenta con tres bodegas (Faustino, Campillo y Marqués de Vitoria). En Ribera, otra más, denominada Portia; en Navarra, Bodegas Valcarlos, y en La Mancha, Bodegas Leganza. Cuenta con una instalación más, Bodegas Victorianas, que elabora vinos de la tierra sin denominación de origen. Ventas en 79 países. El grupo bodeguero comercializa sus caldos en 79 países. Su principal mercado se encuentra en la Unión Europea, con un 72% de las exportaciones totales. Estados Unidos se ha convertido en los últimos años en un mercado estratégico para Faustino. El 25% del vino embotellado exportado por la denominación de origen Mancha procede de su participada Bodegas Leganza. Recientemente la red de exportación se ha ampliado a nuevos países como China, Indonesia y Croacia.
Protocolo familiar para una buena gestión
Va por la cuarta generación y la familia propietaria del grupo Faustino no quiere perder las riendas de un negocio fundado hace casi 150 años. Los miembros de la saga Martínez, actualmente compuesta por cinco hermanos, tienen cerrado un protocolo familiar para que el grupo no salga de su órbita, por lo menos, durante las dos próximas generaciones. De los cinco, cuatro trabajan en la sociedad vitivinícola. Entre todos suman diez herederos. La idea es predicar con el ejemplo. Los cuatro trabajadores propietarios destacan, según asegura José Luis Fernández Jubera, director general que lleva en la compañía más de 30 años, su tenacidad en las labores que tienen encomendadas. 'Son los primeros en irse y los últimos en marcharse', asegura.Pero las citas no se quedan en la cuarta generación. A Faustino Martínez Pérez de Albéniz, cabeza visible de la segunda, le gustaba firmar y controlar las letras, afirma Jubera. El empeño de Julio Faustino Martínez, miembro de la tercera generación y responsable de poner en el mercado la marca Faustino en homenaje a su padre, se centraba en los viñedos y en fiscalizar las obras que se realizaban en las bodegas, con no pocas broncas a los arquitectos. Le atribuyen 'una inteligencia natural'.
Bodas reales, premios Nobel y negocios
Las marcas de vino del grupo Faustino tiene solera en las mesas reales y en aquellas donde se fraguan buenos negocios. En el enlace de la infanta Elena con Jaime Marichalar, en marzo de 1995, un Faustino Reserva de 1987 fue elegido en una prueba ciega por los catadores de la denominación de origen Rioja para representar a los caldos de esta zona. La botella se presentó sólo con la etiqueta de Rioja. Dos años más tarde, ocurriría los mismo con la boda de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. Entonces se sirvió un Faustino Reserva de 1990.Grandes acuerdos también han sido sellados con los vinos de la compañía de Oyón (Álava). En 1991, en Campillo, una de las bodegas del grupo situada en La Rioja alavesa, se firmó, entre las instituciones vascas y los rectores de la Fundación Guggenheim, el acta en la que se reflejaba el pacto para poner en marcha el museo Guggenheim Bilbao. Ese día se reservaron dos nichos para acoger a los caldos oficiales de la reputada pinacoteca bilbaína.Otra de sus marcas, Marqués de Vitoria, se consumió en la cena de gala en Oslo en la que se entregó a la Agencia Internacional de la Energía y a su director general, El Baredi, el premio Nobel de La Paz de 2005.