Bruselas considera orientativa la propuesta de arranque de 200.000 hectáreas de vid
Puede ser menos. La comisaria de Agricultura de la Unión Europea (UE), Mariann Fischer Boel, advirtió ayer en Madrid que el arranque de 200.000 hectáreas de viñedos que incluye el proyecto de reforma del sector vinícola no es un 'objetivo fijo', sino que pueden ser menos. Con la reforma, presentada el 4 de julio, se pretende acabar con los excedentes de producción y lograr un sector 'más competitivo y flexible'.
En una conferencia organizada por el Foro de la Nueva Economía, Boel (que antes había mantenido una reunión privada con la ministra de agricultura, Elena Espinosa) recordó que aún hay aspectos del futuro marco legal del sector que se tienen que negociar ya que no está todo cerrado. A pesar de ello, remarcó que 'todos' coinciden en que es necesaria una reforma en un sector en el que la Comisión Europea invierte 1.300 millones anuales en ayudas (que no reducirá hasta 2013).
Boel lamentó que se haya montado tanto revuelo alrededor del borrador de reforma. La dirigente comunitaria intentó quitar hierro al asunto y subrayó el carácter voluntario de acogerse a la iniciativa. 'No se va obligar a nadie a abandonar el viñedo', aseguró en repetidas ocasiones. Con las indemnizaciones que se darán hasta 2009 (de 7.174 euros de media por hectárea arrancada) 'sólo queremos ayudarles a salir con cierta dignidad' del sector, afirmó. También informó que los países miembros podrán limitar la aplicación de esta medida para evitar consecuencias indeseadas.
Vino que nadie quiere beber
La comisaria fue tajante con la mencionada eliminación de ayudas a la destilación (una medida que afecta principalmente a Andalucía ya que el brandy se elabora en Jerez) . A la Comisión Europea le resultaría 'difícil' justificar el empleo de 500 millones de euros en destilar vino que 'nadie quiere beber', dijo Boel, e insistió en que van a respetar el presupuesto actual de la Organización Común del Mercado, 'aunque debemos emplear esos fondos mucho mejor'.
España, el primer productor de vino del mundo por superficie (más de un millón de hectáreas de las 3,6 millones de hectáreas de viñas de la UE) e Italia anunciaron ayer que adoptarán una política común para protestar por la reforma anunciada por la CE. Los responsables de agricultura de ambos países acordaron que el próximo lunes, en el Consejo de Ministros de agricultura europeos, mostrarán sus discrepancias respecto a las medidas contempladas en la reforma, entre ellas el tratamiento de las Denominaciones de Origen.