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La labor callada del profesor de negocios

Las escuelas de negocios disfrutan hoy de un poder que nadie debería despreciar. Llevan muchos años ganándose ese prestigio, que cada cierto tiempo nos recuerdan los rankings internacionales. Tienen credibilidad, y eso los empresarios lo saben. Prueba de ello es que abren más puertas que, por ejemplo, los medios de comunicación, que cada vez abrimos menos o nos cuesta más abrir aquellas que nos parecen más interesantes. Y lo digo por el tanto que se han apuntado los tres centros más prestigiosos de España, que también se encuentran entre las 50 mejores del mundo, al tener el privilegio de poder pasar una hora con uno de los empresarios más deseados por los medios de comunicación como es Amancio Ortega. El empresario más rico de España no ha tenido inconveniente en esbozar sus ideas empresariales, hasta ahora desconocidas, a un grupo de profesores, que después serán los encargados de transmitir ese pensamiento al exterior, aunque también es cierto que lo deseable sería que no olvidase que es una empresa cotizada y que los primeros que deberían saber su estrategia y filosofía son los accionistas, y qué mejor vía para ello que la de utilizar los medios de comunicación.

Pero Ortega no es el único caso. Hace unos años hice un curso en el IESE y durante una de las clases pude ver una entrevista, realizada por el profesor Santiago Álvarez de Mon, con el ex presidente de Bankinter Juan Arena, ejecutivo sin rostro mediático por su negativa a ser fotografiado.

Pues bien, los alumnos de esta escuela de negocios pudimos ver cómo es realmente este ejecutivo. Hay que aplaudir la labor callada de estos docentes, que, al margen de su trabajo en el aula, se han ganado la confianza de la clase empresarial y se han convertido, más allá de egos y de vanidades, en auténticos médicos de cabecera de empresarios y ejecutivos, sobre todo en los momentos malos. Recuerdo que cuando Pedro Luis Uriarte tuvo que dejar la vicepresidencia de BBVA, una salida muy dolorosa para el ejecutivo vasco, se encerró durante varios días con un profesor de una escuela de negocios en la sierra castellana para analizar lo sucedido.

Son casos aislados que demuestran el poder que han ido acumulando de una manera callada y silenciosa a lo largo de los años. Ojalá Isidoro Álvarez comparta alguna vez un muestrario de sus secretos de gestión de El Corte Inglés, si no a un periodista, a algún profesor de escuela de negocios.

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