Sanidad prohíbe aludir al efecto saludable del vino
A Elena Salgado no le gusta el vino. No sólo en el ámbito privado -se dice que la ministra de Sanidad es poco aficionada a las bebidas alcohólicas-, sino tampoco en el marco de la política sanitaria de su departamento.
La titular de Sanidad anunció ayer en el pleno del Senado que a partir del 1 de julio las bebidas con más de 1,2% de alcohol (vino y cerveza, por ejemplo) no podrán asociarse a ninguna propiedad saludable, de acuerdo a una normativa europea que entra en vigor en dicha fecha y que España ha decidido cumplir con puntualidad suiza. 'A partir del 1 de julio no se podrá realizar ninguna alegación de propiedades saludables para ninguna bebida con un contenido alcohólico superior al 1,2%', explicó.
A juicio de los especialistas en salud, sean cuales sean las razones que expliquen la medida, no se trata de argumentos científicos. 'Desde hace más de dos décadas se viene investigando sobre los beneficios para la salud de las bebidas fermentadas de baja graduación -vino, cerveza y sidra- y se ha demostrado que tienen importantes beneficios para la salud', explica el doctor Lluis Serra, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de Las Palmas y presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria.
Sin dejar de lado el riesgo evidente del exceso de consumo de alcohol -entre otros, mayor incidencia de cáncer, accidentes laborales y de tráfico- los especialistas están de acuerdo en que el consumo moderado no sólo no es perjudicial, sino que resulta beneficioso. Entre esos beneficios, señala el presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, destacan los que se refieren al sistema cardiovascular. 'El alcohol incrementa el colesterol bueno (HDL) y tiene sobre el nivel de colesterol los mismos beneficios que el aceite de oliva y el ejercicio moderado. El vino sobre todo, y también la cerveza, tienen sustancias antioxidantes con propiedades anticancerígenos, y las tiene incluso en mayor cantidad que el mosto'.
En el caso del vino, existen también beneficios sobre la agregación plaquetaria, que evitan la formación de trombos, así como una incidencia en la disminución del síndrome metabólico o resistencia a la insulina, con beneficios para los diabéticos.
'Los estudios demuestran que tomando mayores cantidades de alcohol de las que recomendamos se previene más la mortalidad cardiovascular, pero como es difícil controlar la dosis y también tiene efectos sobre el hígado la dosis que se recomienda es la que no produce ningún tipo de toxicidad', recuerda el doctor Héctor Bueno, cardiólogo del Hospital Gregorio Marañón.
Bueno insiste en la existencia de evidencia científica sobre los beneficios del consumo de alcohol para reducir la mortalidad cardiovascular y en el error que, a su juicio, supone la medida. 'La ministra se equivoca, porque igual que sobre el tabaco hay una evidencia científica de que es perjudicial, con el alcohol, a dosis moderadas, está demostrado que tiene efectos beneficiosos sobre la salud', concluye.
Cantidades beneficiosas, cantidades perjudiciales
La ingesta de hasta 30 gramos diarios en el varón y hasta 15 en la mujer no sólo no produce elevación de la tensión arterial, sino que se asocia a una pequeña disminución de la misma, aunque al hipertenso que no bebe no se le aconseja que lo haga', recuerda la página web de la Sociedad Española de Hipertensión (www.seh-lelha.org).A la hora de calcular cuánto alcohol consumir, la sociedad médica da unos parámetros sobre lo que puede considerarse un consumo excesivo: más de 40 gramos al día (cinco unidades diarias) o 280 gramos a la semana en el hombre. Más de 24 gramos al día (tres unidades) o 168 gramos a la semana en la mujer. Se estima que una unidad equivale a ocho gramos de alcohol, cantidad equivalente a un vaso de 100 ml de vino, una caña de 200 ml de cerveza o una copa de 50 ml de Jerez.