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Elecciones legislativas

La derecha francesa logra la victoria en la primera vuelta

Sin gran sorpresa y tras una campaña electoral sin pulso, el partido gubernamental del presidente Nicolas Sarkozy arrasó ayer en la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas, primer paso para elegir a los 577 diputados que formarán la Asamblea Nacional (cámara de diputados) durante los próximos cinco años.

Según las primeras estimaciones, la Unión por un Movimiento Popular obtuvo el 46% de los sufragios, alcanzando entre 405 y 445 diputados. El resultado, esperado sin ningún suspense desde el triunfo incontestable de Nicolas Sarkozy en las elecciones presidenciales del 6 de mayo, arropa al nuevo presidente con una mayoría más que confortable para poner en marcha su repleto plan de reformas socioeconómicas, que en mayo apoyaron 19 millones de electores.

La amplia victoria no sólo revalida la mayoría parlamentaria de que ha disfrutado el partido del Gobierno desde 2002, durante el mandato de Jacques Chirac, con 350 diputados, sino que deja prácticamente sin contrapeso la maquinaria parlamentaria, dado el batacazo del dividido Partido Socialista, que, junto a sus partidos afines, obtuvo el 35% de los sufragios, lo que le otorga entre 100 y 140 diputados (150 en la última legislatura). En plena lucha fratricida por el liderazgo tras su derrota en las presidenciales, los socialistas han afrontado esta campaña desde una posición defensiva, con el único anhelo de salvar los muebles. De ahí que su consigna de voto a los electores haya sido 'no dejar a Nicolas Sarkozy una mayoría aplastante'. Su objetivo, alcanzar al menos el 30% de los sufragios. El secretario general del PS, Francois Hollande, aseguró ayer que 'es necesario el equilibrio. Francia necesita a la izquierda'. Laurent Fabius, uno de los elefantes del PS y en su momento aspirante a candidato de la izquierda en las presidenciales frente a Segolene Royal, instó a los franceses a 'acudir masivamente a las urnas el 17 de junio', en la segunda vuelta. No obstante, las elecciones legislativas bajo la V República han servido para confirmar el resultado de las presidenciales y dar la mayoría al Gobierno recién elegido para aplicar el programa vencedor.

En esta ocasión, la pasión política que embargó a los franceses durante las elecciones presidenciales de mayo, cuando el 83% acudió a votar, se ha desinflado hasta niveles que rozan el índice de participación más bajo desde 1958. En esta primera vuelta, sólo ha acudido a las urnas el 40% de los franceses.

Uno de los fracasos más sonados ha sido el del centrista Francois Bayrou. El 18,57% de votos obtenidos en las presidenciales no dejaban augurar el bajón hasta el 7% de sufragios en las legislativas, lo que sólo dejará a su recién creado partido Movimiento Demócrata entre uno y cuatro diputados, y lo que ha propulsado a la UMP. La neta victoria del partido de Nicolas Sarkozy es un primer paso hacia la aplicación de las reformas del recién creado Ejecutivo, que comenzarán por desfiscalizar las horas suplementarias y reformar los hasta ahora tabú regímenes de jubilación preferenciales de algunos sectores públicos.

Los ministros salvan sus puestos

La curiosa regla impuesta por el presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy, entre sus propias filas con vistas a las elecciones legislativas cuya primera vuelta se celebró ayer era clara: de no ganar de forma holgada, los miembros del Gobierno candidatos a diputados deberían presentar automáticamente su dimisión. Una originalidad más del hiperactivo nuevo presidente, quien renueva la moralización de la política en Francia.Pero la apuesta no era tan osada, dada la mayoría de que ya disfrutaban los once ministros -candidatos, entre ellos el primer ministro, François Fillon y el ministro de Economía, Jean- Louis Borloo, en sus respectivas circunscripciones. La única duda planeaba sobre la cabeza de Alain Juppé, en su momento delfín y fiel del anterior presidente Jacques Chirac y hoy segundo del Ejecutivo y ministro de Medio Ambiente del nuevo gabinete. En su circunscripción, la región de Gironde, la socialista Ségolène Royal ganó con el 54,6% de los votos. El domingo todos confirmaron su rotunda victoria, o su paso a la segunda vuelta, el 17 de junio.

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