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CincoSentidos

Sebastián Castella triunfa en la 'gran final' de Madrid

El cartel de ayer en Madrid, en la primera corrida de la Feria del Aniversario, reunía los máximos alicientes: tres toreros que este mismo año han salido por la puerta grande de Las Ventas, los dos máximos triunfadores de San Isidro y el diestro que logró el éxito más importante en la corrida del Domingo de Resurrección. Por este orden, El Juli, Sebastián Castella y Alejandro Talavante. Por lo tanto, no es de extrañar que los aficionados llegasen a la plaza con la sensación de que se iba a disputar la gran final del toreo. Tampoco debe extrañar que la plaza se llenase hasta la bandera y que la reventa estuviera por las nubes.

Sin llegar a la clásica frase de 'corrida de expectación, corrida de decepción', lo cierto es que un poco de esto último hubo al finalizar el festejo. Y, sin embargo, pudieron apreciarse tres faenas de interés, muy distintas unas de otras, porque tanto los toreros como los toros que les correspondieron también son distintos.

La mejor de todas fue la que el francés Sebastián Castella le hizo a su primer toro, de la ganadería de Garcigrande, como el resto del encierro, aunque hubo dos que llevaban el hierro de Domingo Hernández, otra vacada propiedad del mismo ganadero.

Ese segundo toro fue el mejor de la tarde, el que más condiciones tuvo en la muleta y el que más permitió el toreo. Castella le toreó largo y por abajo, en una faena muy bien construida que mantuvo de principio a fin el tono de intensidad. La plaza de Madrid está con Sebastián, y eso se notó en el justo apoyo que recibió durante la faena. Mató bien y cortó una oreja. La cuarta que ha obtenido en Las Ventas en menos de un mes.

Otras dos faenas de interés fueron las que El Juli y Talavante realizaron a los toros lidiados en primer y sexto lugar, respectivamente. Fue mucho mejor el sexto, de Talavante, de ahí que la lidia que Julián López le dio a su primer oponente tuviera aún más mérito. Muy centrado y tapándole los defectos consiguió meterle en la muleta, pero el público no lo entendió así. El momento culminante de la faena de Talavante fueron unas bernadinas muy ceñidas. Ahí explotó una faena interesante que luego fue mal rematada con la espada. Perdió una oreja.

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