Foster diseña su primera bodega para el grupo Faustino
La empresa vinícola invertirá 25 millones en el proyecto realizado por el arquitecto británico
Norman Foster se suma a la nómina de grandes arquitectos que están renovando la imagen de los viñedos españoles. El británico presentó ayer en Madrid su proyecto para Bodegas Portia (grupo Faustino) en Gumiel de Izán, una localidad burgalesa de tan sólo 625 habitantes.
Rotulador en mano, el creador del puente del Milenio londinense dibujó el esquema de la que será su primera incursión en el mundo vinícola. 'Imagina el corazón de una flor como el centro que une tres pétalos, uno para cada paso de la elaboración del vino: la fermentación, las barricas y el embotellado', explicó el arquitecto británico. Tres espacios diferentes, parcialmente soterrados, unidos por un núcleo central donde 'se volcarán las uvas, sólo gracias a la gravedad sin necesidad de bombeo'. La bodega tendrá una superficie de 11.300 metros cuadrados, una capacidad de producción de un millón de botellas anuales y obligará al grupo Faustino a invertir 25 millones de euros.
'El perfil del edificio es bajo pero muy expresivo, volumétrico y respetuoso con el paisaje', aseguró Foster, quien reconoció su 'fascinación' por la elaboración del vino. 'Cómo definir la poesía de este proceso, cuando la cepa necesita sol y la creación del vino entiende la luz como un enemigo', se preguntó. De hecho, su equipo ha participado en dos vendimias para conocer cómo es la producción vinícola antes de elaborar el diseño definitivo.
La bodega estará abierta al público tras su inauguración en la primavera de 2008. 'El visitante podrá realizar el mismo proceso que vive la uva, como si recorriese la galería de una catedral'. Foster no fue el único que comparó la bodega con la arquitectura religiosa. 'Portia es un templo' aseguró José Luis Fernández de Jubera, director general del grupo Faustino quien destacó la voluntad de aunar el diseño vanguardista con la tradición de la empresa familiar, fundada en 1861.
Mientras el interior de la nueva bodega se caracterizará por la transparencia de sus cristaleras, el exterior estará dominado por las paredes de acero. 'Su oxidación le hará tomar el color del paisaje, de la tierra y del vino', apuntó Foster. En cuanto a la parte superior del edificio, contará con una cubierta transitable para permitir el transporte de la uva, flanqueada por hileras de paneles solares fotovoltaicos que permitirán la autosuficiencia energética de las instalaciones.
Foster no está solo en el maridaje creado entre arquitectos y bodegueros. Frank Gehry con Marqués de Riscal, Santiago Calatrava e Ysios, el japonés Toyo Ito y Freixenet, Rafael Moneo con Señorío de Arínzano de Chivite o Philippe Mazieres en la bodega de Viña Real son algunos de los creadores de renombre que han situado los viñedos españoles más cerca de los museos de arte contemporáneo que de las guías gastronómicas. 'En España hay un clima cultural muy favorable para estos proyectos', afirmó Foster, 'pero eso por sí solo no es suficiente, hay que combinarlo con la regeneración económica que ha vivido el país'.