El océano de liquidez persiste en el mercado
En el foro de la OCDE de esta semana el presidente del BBVA, Francisco González, se refería a los riesgos relativos del comportamiento del capital riesgo y de los fondos de inversión que emplean el apalancamiento como herramienta de trabajo habitual. También el foro de Davos, el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y varios gobiernos europeos han expresado su cautela. Pero, ¿por qué tanta insistencia?
La quiebra del hedge fund Long Term Capital Management (LTCM) y el posterior rescate por parte de las autoridades monetarias, los eventos de 2001 y la desaceleración económica, impulsaron la creación de un auténtico mar de liquidez en el que todavía navegamos. Esta liquidez -favorecida por los tipos de interés bajos, el esfuerzo de las empresas por rebajar el endeudamiento de sus balances (2000-2005), la recuperación económica y el fin del ciclo de crecimiento orgánico- se ha convertido en una fuente de oportunidades que se expresa de varias formas, y una de ellas es el capital riesgo.
Las empresas dispuestas a optimizar la gestión del pasivo, del activo o de ambos de otras compañías, encuentran una oportunidad en un mundo de tipos de interés aún bajos y rentabilidades empresariales (ROA) sostenidas. Por pequeño que sea el diferencial frente al coste financiero, siempre se puede amplificar vía apalancamiento para lograr una rentabilidad más elevada sobre los fondos propios (ROE). El riesgo radica en la capacidad de sostener las rentabilidades empresariales (ROA) y en el pensamiento de que los costes financieros del apalancamiento no van a subir de forma dramática.
Otro tipo de oportunidades surgen al calor de los hedge funds que emplean este mismo concepto de apalancamiento, cuyo riesgo empieza a percibirse como una amenaza, incluso, para el mismo sistema. La regulación y control de estas figuras se vuelve un tema crítico que es necesario revisar, pero esto es otra cuestión que analizar.
Juan Luis García Alejo. Director de análisis y gestión de Inversis Banco.