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Elecciones 2007

Mensajes sociales entre alborotos en el País Vasco

Un pacto entre PNV y PSOE desbancaría al PP del Ayuntamiento de Vitoria y de la Diputación alavesa, su feudo electoral

No es muy corriente encontrar en los mensajes de los partidos que aspiran a controlar ayuntamientos, diputaciones forales y juntas generales (parlamentos provinciales) de Euskadi demasiadas citas a ANV y al entorno de Batasuna. Sólo las justas. A diferencia del resto del Estado donde el líder del principal partido de la oposición centra sus discursos, como si de unas elecciones generales se tratara, en la 'debilidad del Gobierno frente a ETA', en 'la claudicación ante la banda terrorista' y la actuación de los jueces', según le guste más o menos la sentencia de turno, sus correligionarios en el País Vasco, que también incluyen estas soflamas pero más racionadas, hablan de construir pisos, de mejorar las infraestructuras, de dotar a las ciudades y pueblos de más servicios, etc. En este juego que combina clientela nacional con estrategia local, se suele sumar, en ocasiones, el PSE-PSOE.

En general los partidos políticos en Euskadi, a excepción de Batasuna y ahora ANV, formación a la que se dirigirán los votos de la izquierda abertzale en las localidades donde han conseguido colocar listas, tratan de captar votos con mensajes que, sin llegar a enganchar, están más cercanos a la ciudadanía. Por su parte y una vez más, los correligionarios de Arnaldo Otegi han encontrado en las decisiones judiciales, en la actuación del Gobierno, vasco o español, y en todo lo que suponga no comulgar con sus tesis 'democráticas' el recurso para manifestar un victimismo que va agotando la paciencia de los ciudadanos de Euskadi, incluidos los que piensan que es mejor su participación en las instituciones. Porque, como es habitual, en Batasuna y entorno, salvo las pinceladas de su sindicato LAB con actuaciones pragmáticas en materia laboral, de programas más bien poco, o nada. Lo importante, lo único, es su 'alternativa' a la paz.

La campaña se ha iniciado, sin embargo, agitada. La eliminación por parte del Tribunal Supremo de las listas de Abertzale Socializtak Batasuna, la marca electoral que a cara descubierta pretendía utilizar Batasuna, y de buena parte de las presentadas por ANV, su enseña de recurso, ha desatado la caja de los truenos en sus huestes. Su ira no ha llegado, ni se ha aproximado, a los tiempos en que controlaban las calles, el destrozo del mobiliario urbano era una constante y los enfrentamientos con los cuerpos policiales algo habitual.

Campaña tranquila

Por el contrario, en esta campaña todo es bastante normal, por el momento, en una comunidad donde los índices de crispación se han rebajado sensiblemente y se sitúan por debajo de los del resto del Estado, donde los dos grandes partidos mantienen un pulso y en el que la propaganda del PP ha elevado a categoría especial el protagonismo otorgado a ETA y su mundo. En suma, una campaña que los analistas más pausados las han calificado de tranquilas.

Los escenarios sobre qué partido político gobernará en las tres capitales vascas y en las diputaciones forales, en coalición o en solitario, se han abierto. Las encuestas sitúan al PNV por encima del resto pero necesitará de acompañantes. La reedición de un pacto de la formación nacionalista con el PSE-PSOE, un acuerdo que durante años sostuvo al PNV en el Ejecutivo autónomo, permitiría dar un vuelco en el consistorio de Vitoria, liderado ahora por Alfonso Alonso, del PP. Esta situación se podría reproducir en la Diputación alavesa, una institución que verá como su máximo representante, el popular Ramón Rabanera, hombre afable y conciliador, abandona la política.

El laboratorio de ensayos donde se puede buscar las fórmulas mágicas para alcanzar un pacto entre socialistas y nacionalistas del PNV ya ha sido explorado por sus principales líderes. La buena química entre el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, y Josu Jon Imaz, presidente del PNV, es conocida. Esta relación, cimentada en el llamado proceso de paz, finalmente truncado por el atentado de ETA, le ha supuesto a Imaz ser el blanco de las críticas por parte de la izquierda abertzale. Según su criterio, Imaz y el Gobierno del Estado han sido los únicos responsables de la zozobra. La autocrítica, la renuncia a la violencia y el desmarque de ETA no entra en su discurso.

El panorama posterior a las elecciones alimenta también alguna duda, a parte de quién gobierne en los ayuntamientos de referencia y en las diputaciones. La cuestión crucial es si el mundo del nacionalismo radical es capaz de realizar una catarsis que le devuelva a todas las instituciones.

El resto de los vascos quiere pisos, servicios o más polideportivos.

La esperada fusión de las cajas vascas

Uno de los asuntos que se podrían abordar tras las elecciones municipales y forales en el País Vasco es la fusión de las tres cajas de ahorro (BBK, Kutxa y Vital). La renovación de consistorios y diputaciones que supongan aupar a los partidos proclives a una integración, todos menos el PP y el mundo de Batasuna que extiende sus redes también hacia territorio navarro, permitiría crear una entidad de considerable tamaño. A este coro debería sumarse el Parlamento vasco para modificar la Ley de Cajas. De momento, la unión, está en el limbo.

La desvelada actuación de alguno de sus militantes salpica al PNV en Guipúzcoa

El PNV en Guipúzcoa ha vivido en estos dos últimos meses varias convulsiones que pueden afectar a sus perspectivas electorales. Al ya conocido desencuentro entre el presidente de la formación en este territorio, Joseba Egibar, y el máximo responsable del partido, Josu Jon Imaz, se ha añadido la dimisión de Jon Jauregi, escudero de Egibar y que estaba nominado como candidato a diputado general. A Jauregi se le aireó un patrimonio, en teoría, superior a lo que le podrían adjudicar sus ingresos. Es más, pasó por la ventanilla del fisco varios meses más tarde de lo que habitual tras realizar una declaración complementaria cuando su expediente ya circulaba y estaba a punto de salir a la luz pública. La defensa numantina de Egibar y Jauregi supuso sin embargo, la renuncia de este último, a pesar de que en su partido cerraron filas alrededor de él. El responsable del PNV en Guipúzcoa achacó el asunto a peleas internas.El último episodio ha supuesto la dimisión del senador nacionalista por Guipúzcoa, Victor Bravo. Su hermano, José María, su cuñada y dos personas más, han sido imputados por una juez de Irún en un presunto fraude a la Hacienda de 5 millones.

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