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Directivos

El buen rollito de Federer y Nadal

Que cunda el ejemplo, sobre todo durante este fin de semana repleto de acontecimientos deportivos. Y que el ejemplo, tanto sobre la cancha como fuera de ella, de Roger Federer y de Rafa Nadal sirva para que alguien no saque los pies del tiesto y haga gala de malos modales, en caso de perder la carrera o el partido. Los dos tenistas, y estamos hablado del mejor del siglo XXI y el español, que le va pisando los talones, son un ejemplo de trato exquisito y buenos modales siempre que se ven las caras.

Federer maneja como nadie su liderato. No es prepotente, se lleva bien con sus contrincantes, nunca tiene un mal gesto, la verdad es que gane o pierda siempre es el mismo, y no se le conoce ningún tipo de extravagancia. Es una persona normal, que no se dedica a provocar ni amedrentar a sus competidores. Simplemente se dedica a hacer lo que le corresponde, jugar, y encima lo hace bien. Dicen los que le tratan que es una buena persona, y debe serlo porque lo que está haciendo con su principal rival, Rafa Nadal, es digno de alabar.

El manacorí, el número dos del mundo, pone al suizo en más de un aprieto y le ha ganado en más de una ocasión. La última en el duelo de superficies en Palma de Mallorca. Y ni una mueca de desagrado. Nadal cree también que se puede ser amigo y rival al mismo tiempo. Y ellos han llegado a ese entendimiento, a pesar de la barrera del idioma. Nadal no domina el inglés y Federer habla varios idiomas, pero no el español. A pesar de ello, el más veterano ha apadrinado a Nadal y no duda en acompañarle hasta la cima, a pesar de que las criticas se ceban muchas veces con él por este motivo. Echan de menos más agresividad con el contrincante. Se equivocan. La competitividad es buena y necesaria, siempre y cuando sea bien entendida, y no hay mejor fotografía que al final de un partido o un evento deportivo que ver a los jugadores intercambiándose la camiseta o dándose una palmadita de felicitación.

Federer y Nadal no dudan en celebrar conjuntamente sus victorias individuales, a pesar de que el triunfo de uno conlleve a la derrota del otro. Pero además de comportarse como dos señores, se ve que disfrutan con lo que hacen. Que por encima del éxito está la vocación. Un ejemplo del que podrían aprender muchos, incluidos deportistas, altos ejecutivos y políticos.

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