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CincoSentidos

El Caribe más escondido

Muchos países e islas, con rincones a veces desconocidos, son bañados por este mar. La costa caribeña de Guatemala es una de esas regiones que se están abriendo al turismo

En Guatemala se pueden conocer enclaves mayas que permanecían, hasta ahora, en la sombra. Como ocurre con el sitio de Quiriguá. Está a unos 200 kilómetros de Ciudad de Guatemala, en el departamento de Izabal, junto a la ruta que seguían (y siguen) los camiones cargados de fruta (bananos, piña) para embarcarla en Puerto Barrios. Quiriguá tiene mucho que ver con Copán (en Honduras, a escasos 50 kilómetros en línea recta, que hay que multiplicar por cuatro al cruzar carreteras y fronteras). Ambos yacimientos pertenecen al periodo clásico maya (siglos V y VI de nuestra era) y ambos son patrimonio de la humanidad.

Quiriguá presenta una disposición muy similar a Copán: en una gran plaza se levantan estelas finamente esculpidas, designadas por letras, alguna de más de diez metros de altura; son caudillos estilizados, envueltos en ideogramas que narran su coronación o sus hazañas. Al fondo de la plaza, a un lado, queda el juego de pelota, y enseguida unas escalinatas empinadas conducen a la Acrópolis, más modesta que la de Copán, aunque se sigue excavando y restaurando. El ambiente es el mismo que en el sitio hondureño: selva espesa, lujuriante, ceibas de raíces majestuosas, humedad agobiante y calor. A la entrada del parque, un modesto museo sirve para situar este yacimiento dentro de la movida (y apasionante) peripecia del pueblo maya.

A unos 100 kilómetros de Quiriguá se encuentra Puerto Barrios, fundada en 1880 por el presidente Rufino Barrios, cuando llegó hasta allí el ferrocarril; en sus muelles se embarcaban las exportaciones de la United Fruit Company hasta 1970, fecha en que tomó el relevo la empresa Del Monte. Aún sigue el puerto atiborrado de camiones, aunque mucha actividad se ha trasladado a la vecina Santo Tomás. Lo mejor es tomar una lancha para ir a Río Dulce, Livingston y la bahía de Amatique.

Allí encontrará un Caribe diáfano, distinto, a estrenar (para los turistas). Livingston, en la Buga (boca) del río Dulce, es una población apasionante. Poco o nada tiene que ver con el resto de Guatemala. No se ven mayas, ni ladinos, sino garífunas, negros descendientes de esclavos prófugos que se afincaron por todo este litoral (Punta Gorda, en Belice, la orilla guatemalteca y Punta Sal e islas de la Bahía, en Honduras) y mantienen su propia lengua. El pueblo, con unos 5.000 habitantes, abigarrado, colorista, desparramado sobre una colina, ofrece un cierto aire 'de frontera', acentuado por el trasiego de viajeros a los muchos lugares interesantes y cercanos. Como las playas de Amatique, sobre todo la desierta y cuidada Playa Blanca (hay que pagar para entrar).

Otra excursión muy solicitada es remontar en lancha el río Dulce. Así se llega primero a El Golfete, una bolsa o ensanchamiento del río, y luego al lago Izabal, el mayor del país, que desagua por el río Dulce. Al remontar el río, aparecen por las orillas comunidades indígenas que empiezan a explotar pequeños negocios turísticos. La zona es un biotopo del manatí, ese mamífero huidizo de gesto casi humano que los españoles tomaron por sirenas. Donde el río acaba y empieza el lago, o viceversa, hay un fuerte español, el de San Felipe, que protegía de los piratas los cargamentos de grana o cochinilla, y luego de café, que se enviaban a la metrópoli. Un puente colosal cruza el río-lago: lo cabalga el camino que conduce al selvático Petén, donde se ocultan Tikal y otros enclaves mayas.

Guía para el viajero

Cómo ir: Iberia vuela desde Madrid a Guatemala todos los días, vuelo directo los martes, jueves y sábados; con escala los demás días; desde 822 euros ida y vuelta en clase turista. Viva Tours ofrece un paquete de 9 días / 7 noches en Guatemala, con vuelos en Iberia, traslados, visitas y excursiones, incluyendo Copán y Livingston; a partir de 1.828 euros. En agencias.Dormir y comer: Hotel Amatique Bay (en la finca Pichilingo, a las afueras de Puerto Barrios, +502 79481800), un cinco estrellas en forma de poblado colonial. En Livingston, Villa Caribe (junto al embarcadero, +502 2334 1818, www.villasdeguatemala.com) con habitaciones entre 75 y 81 dólares.

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