Miles de objetos del pasado a precios asequibles
Almoneda exhibe hasta el próximo sábado más de 30.000 antigüedades para todos los gustos y todos los bolsillos
Es el paraíso del coleccionista y del curioso. Un gran bazar con más de 30.000 piezas de al menos 50 años de antigüedad a precios asequibles. La máquina de escribir que pasó a la historia con la llegada del ordenador, muebles art déco, mostradores del siglo XVI, llaveros, postales, revistas y cuadros son algunos elementos que están en venta directa por decimosexto año consecutivo en Almoneda, la Feria de Antigüedades, Galerías de Arte y Coleccionismo, organizada por Ifema, que se inicia el sábado en el pabellón 10 del recinto madrileño.
El evento está abierto al público con un precio de entrada de ocho euros que incluye una Guía de Compras para facilitar el recorrido por el recinto ferial. Los interesados tienen hasta el sábado 29 de abril para acercarse, curiosear, comprar y divertirse.
'Hay que venir abierto y dejarse conquistar por los objetos', explica Ana Larrañaga, directora de Almoneda. Recomienda dedicarle mucho tiempo para perderse por los puestos de los más de 228 anticuarios, almonedistas y galeristas que traen piezas de todas las partes del mundo, para todos los gustos y todos los bolsillos. 'Algunas personas vienen buscando algo concreto, pero en general el público viene por afición', comenta Larragaña.
Los precios de los objetos de la feria oscilan entre un euro, como las postales de Anna de la Iglesia y los llaveros de Orno, hasta los 45.000 euros del aguafuerte de Joan Miró, La Marchande de Couleur, de 1981. El cuadro mide 160 por 120 centímetros y lo exhibe Galería Hispánica.
Las piezas más baratas incluyen recortables de muñecas de los años sesenta, de Los Sitios de Zaragoza, por dos euros, morteros de cobre del siglo XIX de Becquer Rastrillo por cinco euros y joyería de Consuelo Sierra así como llaves del siglo XIX de Pérez-Paya Antigüedades a partir de cinco euros. Lisarri Antigüedades dispone de revistas españolas y francesas de principios del XX a partir de seis euros.
En el otro extremo, los objetos más caros después de la pintura de Miró son una virgen gótica del siglo XVI de la anticuaria Susana Rici, un bargueño del siglo XVIII de Almoneda El Rincón, ambas piezas por 36.000 euros, y un broche convertible en colgante estilo art déco en platino y diamantes de 1930 de Vendome Joyería por 30.000 euros. Otros caprichos algo más asequibles incluyen una cama francesa de mediados del XIX de Galería Marita Segovia, por 4.000 euros, un tocador de madera de sicómoro de 1920 de Agurcho Iruretagoyena por 2.500 euros o unas butacas venecianas tapizadas con terciopelo de sede natural del siglo XIX de Cavestany por 2.000 euros.
La antigüedad media de los objetos exhibidos este año se sitúa entre los 70 y los 120 años. Las piezas más antiguas son unos vasos griegos de los siglos IV-III a.C. de Arqueomanía y la más moderna es la obra de Manolo Valdés de 2005, Perfil I, de Galería Hispánica. Con excepción del arte moderno, las piezas normalmente tienen una antigüedad mínima de medio siglo. Sin embargo, en los tres últimos años, van ganando peso los objetos de 'casi 50 años' del movimiento artístico de la Bauhaus. 'Las piezas de este estilo tienen mucho éxito, hay como un boom, no hay más que ver las revistas de decoración', explica Larrañaga.
Otra tendencia es la incorporación del público joven. 'Asociamos las antigüedades con las personas mayores, pero en el Rastro de Madrid hay mucha gente joven', añade. Y es que 'lo antiguo está de moda'. Un ejemplo son los objetos de bisutería de los años treinta y cuarenta que inspiran las nuevas colecciones. La feria ofrece unos pendientes de los años cuarenta de Marisa León, a partir de 20 euros, así como broches en esmalte sobre plata dorada, también de 1940 a 20 euros. Otro elemento de moda son los bolsos de cocodrilo de los años cuarenta y cincuenta que ofrece la almonedista Orno por 60 euros.
La feria es un espacio para el recuerdo y la curiosidad, pero también para la creación. 'Es un banco de ideas', indica Larrañaga. 'Muchas personas compran objetos que luego modifican, como por ejemplo botones que se pueden coser en cualquier sitio a modo decorativo o incluso utilizarse para hacer un cuadro', comenta.
La pasada edición se vendieron 12.674 piezas de las más de 30.000 expuestas. La mitad de ellas eran objetos de colección y decoración, como abanicos y espejos, seguidos por los muebles, los grabados y las pinturas. Esto sin contar las piezas que se vendieron a posteriori. Este año, la directora de la feria espera consolidar el éxito.