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Los jugones distinguen perfectamente entre realidad y ficción

"El estudio sugiere (...) que una serie de factores hace que (los videojuegos) involucren emocionalmente a los jugadores menos que las películas o la televisión. Los adversarios que tienen que eliminar no tienen personalidad y por eso no son reales, por tanto, su destrucción no es real, independientemente de lo violenta que sea esa destrucción". Son las palabras de David Cooke, director del British Board of Film Classification (BBFC), la entidad del Reino Unido encargada de asignar la edad mínima recomendada para los espectadores de cine, y desde hace un tiempo también para los usuarios de videojuegos.

La declaración de Cooke resume en buena medida las conclusiones del estudio que esta organización ha realizado para conocer quién juega en ese país, cómo lo hace, y cuál es su experiencia respecto a los títulos más violentos. Y lo ha hecho preguntando a quienes usan consolas o el PC para divertirse, en un rango de edad que va desde los 16 hasta los 50 años. Entre sus afirmaciones al publicar el estudio, el BBFC reconoce que la violencia está plenamente integrada en el argumento de muchos juegos, y que de hecho es necesaria para progresar en ellos.

Si además se tiene en cuenta que los jugadores tienen que estar más atentos a la supervivencia de sus personajes que, explica el BBFC, al daño que están infligiendo simultáneamente, y que los daños sufridos son virtuales, y no tienen consecuencia en la vida real, es lógico temer que la violencia esté siendo aceptada como un medio útil y fácil de relacionarse con los demás. Pero de hecho, y según el estudio, no es así: "los jugadores son conscientes de que están jugando un juego", y lo distinguen perfectamente de la vida real.

De hecho, y siempre según el BBFC, la gran mayoría de los jugadores es consciente del nivel de violencia que tienen los juegos que utilizan y, lo que es más sorprendente, algunos de los jugadores más jóvenes rechazan la violencia que se puede ver en los videojuegos más sangrientos, especialmente en aquellos que están calificados expresamente para adultos. Y por si fuera poco, consideran que la violencia de los juegos es menos preocupante, en cualquier caso, que la que se ve en la televisión y en el cine. El BBFC resume los resultados de su estudio con la frase de un participante: "Igual que no me creo que haya marcado un gol, tampoco me creo que haya matado a alguien. Se que no es real".

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