Rebelión contra los arquitectos honoríficos
Los colegios exigen el fin de una práctica que consideran irregular y pervive en varios municipios
Los arquitectos madrileños están en pie de guerra contra los llamados municipales honoríficos, profesionales que trabajan en un pueblo informando los proyectos constructivos que se realizan en esa localidad sin cobrar por ello, pero con derecho a informar incluso sus propios proyectos. No son los únicos. En comunidades como Castilla y León y Castilla-La Mancha estos profesionales han levantado la voz para protestar y denunciar contra una práctica que consideran una irregularidad jurídica y una competencia desleal. El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) ha decidido además poner el asunto en manos del Fiscal Anticorrupción, Antonio Salinas.
En breve, el servicio jurídico de la institución que dirige Ricardo Aroca tendrá terminado un 'informe concluyente', en palabras de su decano. Se trata de denunciar la práctica de 140 arquitectos que trabajan 'irregularmente', en 93 ayuntamientos de la región. Como ha explicado a Cinco Días Ricardo Aroca, esta práctica atenta contra el régimen de incompatibilidades profesionales, ninguna ley avaló nunca su presencia y sólo el tiempo la ha perpetuado. 'Nadie puede ser juez y parte, y es dudoso que un profesional trabaje sin cobrar nada a cambio. Tal vez no todos falten a la objetividad en sus decisiones, pero es un procedimiento viciado, porque un arquitecto no puede dar luz verde a todos los proyectos que se realizan en un pueblo, incluidos los suyos', dice Aroca.
Durante años la presencia de estos profesionales fue habitual en multitud de municipios de España, cuyos regidores se escudaban en la falta de fondos para mantenerlos bajo su paraguas pese a no tenerlos contratados, pero con el tiempo los gobiernos regionales fueron erradicando la figura.
No es el caso de Madrid. Cada año llegan a la oficina de reclamaciones del COAM entre 15 y 20 denuncias de arquitectos que aseguran sentirse discriminados en el trato, y en los proyectos constructivos que presentan, por los arquitectos honoríficos, hasta el punto de que éstos, dicen los denunciantes, no se guían por los mismos criterios cuando los planos son suyos o de otros. Antes de construir cualquier edificio, la construcción ha de contar con el visado del colegio de arquitectos y con el informe técnico del ayuntamiento. Sólo entonces es posible conseguir la licencia.
Para solucionar el asunto, Ricardo Aroca pidió ayuda a Esperanza Aguirre, pero la presidenta de la comunidad de Madrid entendió desde el principio que 'ésta era una competencia municipal y que cualquier intervención podía considerarse una injerencia en la soberanía municipal', según han declarado a este periódico fuentes de la consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, que dirige Mariano Zabía.
El paso siguiente será remitir un informe sobre las irregularidades detectadas a la Fiscalía Anticorrupción, que dirige Antonio Salinas. Ante la negativa de la Comunidad a intervenir en el asunto, Ricardo Aroca envió una carta a los ayuntamientos afectados y a sus honoríficos anunciándoles que a partir de ese momento el Colegio de Arquitectos adoptaba la decisión de no visar ninguno de los proyectos de sus honoríficos. Una circular similar ha sido enviada por el secretario del colegio de Castilla-La Mancha, Javier Martínez Armendáriz.
La respuesta de los ayuntamientos, que parecen decididos a perpetuar esta figura, hasta el punto de que algunos de ellos tienen hasta dos y tres honoríficos, no se ha hecho esperar y para ello han utilizado un resquicio legal: la facultad de los plenos para, en circunstancias excepcionales, otorgar la compatibilidad a sus honoríficos, que es lo mismo que autorizarles a que informen sus propios proyectos. Esta medida invalida el acuerdo de los colegios profesionales.
El Álamo, Camporreal. Chapinería, Fuentidueña de Tajo, Robledo de Chavela, Santa María de la Alameda, Villa del Prado y Villarejo de Salvanés son los municipios que se han empleado más a fondo en los últimos tiempos para perpetuar el modelo del arquitecto honorífico.
Figura habitual de la sierra madrileña
El incremento de la actividad constructiva en España justificó la aparición de esta figura, administrativamente irregular, como una posible y económica solución para organizar y frenar el caos que la construcción imponía a los pequeños municipios: licencias sin proyecto, actuaciones urbanísticas sin licencia, proyectos redactados por técnicos no competentes (...). Era un mal menor frente a la desventaja que suponía la otra opción, privar a los ayuntamientos de asesoramiento técnico cuando estos no disponían de fondos municipales suficientes para costear la contratación de técnicos en plantilla. El problema es que lo que se preveía como una solución temporal se ha convertido en una práctica habitual.Muchos ayuntamientos se han escudado en la falta de fondos para mantener la figura, pero entre aquellos, están localidades de la sierra madrileña, actualmente en plena expansión. Pervive la figura de los honoríficos en ayuntamientos como El Molar, Villarejo de Salvanés, Rascafría, Aldea del Fresno, Becerril, Bustarviejo, Chinchón, Guadalix y Humanes.