Los bufetes cuentan ya con socios de 35 años
El cambio generacional en los despachos llega cada vez más temprano. Juventud, pero sobre todo capacidad para involucrarse en el negocio, son las claves
En despachos como los suyos -confiesan- la vida profesional es intensa. Por eso asumen pronto responsabilidades; por eso la edad óptima para llegar arriba ronda los treinta y tantos; por eso el momento de levantar el pie del acelerador y dejar paso a las nuevas generaciones llega cada vez más temprano. 'No es aconsejable ser socio a una edad tardía porque el trabajo es muy exigente. Lo normal es serlo a partir de los treinta cuatro o treinta y cinco años para aprovechar los momentos de mayor productividad'. Fernando Garbayo tiene 35 años y es el socio más joven de Gómez-Acebo & Pombo. Entró en la firma en julio de 2000 y desde enero de este año es socio del área de derecho financiero. 'Cuando eres socio pasas a responsabilizarte de la generación de negocio. No se trata tanto de competencia técnica, que se presupone, como de aportación al desarrollo del despacho, de involucrarse en su gestión', explica.
Tras una carrera fulgurante -entró en KPMG Abogados hace dos años y medio- Vicente Durán, socio del área de precios de transferencia, se ha convertido en el socio más joven del bufete. 'Hay ciertos factores que se valoran al proponer los nombramientos. Es una mezcla de cualidades personales, habilidades profesionales y oportunidades del mercado. Es muy importante la especialización y la capacidad de atraer a los clientes', reflexiona. Cuando se le pregunta si en su posición actual trabaja más que antes, su respuesta no se hace esperar. 'Las funciones son diferentes, pero las horas de trabajo son una constante, porque ahora tengo responsabilidades sobre todo el grupo'.
Álvaro López Jorrín, 34 años y socio del departamento de mercantil financiero de Garrigues desde septiembre de 2006, se sienta cada día ante su mesa a las nueve de la mañana, descansa hora y media para comer y no abandona el bufete antes de las once de la noche. Reconoce que no trabaja más desde que fue nombrado socio, pero tampoco menos. 'Más dedicación es imposible. Cuando te nombran socio pasas a ser el único responsable del trabajo y del proyecto; el trabajo depende de ti y sabes que la decisión última es tuya', confiesa.
Despachos más jóvenes
En el caso de Juan Ignacio Fernández- Aguado, 36 años y desde enero de 2006 socio del departamento de procesal de CSM Albiñana & Suárez de Lezo, todo su desarrollo profesional se ha desenvuelto en la misma casa. 'He tenido la fortuna de estar desde el principio en primera línea, con el debido tutelaje, pero con casos y clientes de envergadura'. Desde su punto de vista, convertirse en socio no sólo es una aspiración legítima, sino una forma de renovar los bufetes: 'es un objetivo profesional, un reto y una forma de rejuvenecer el despacho'.
La integración de Squire Sanders & Dempsey y DLA Piper ha convertido a Pilar Menor, desde 2005 socia del departamento de laboral de Squire Sanders, en socia de DLA Piper. 'Cuando entré Squire Sanders me encomendaron organizar el departamento de laboral. Al dirigir un departamento ya asumía funciones que correspondían a un socio, gestionaba equipos, buscaba oportunidades de negocio', señala. ¿Más trabajo? 'Las horas no cambian especialmente, pero tienes que organizarte mejor', afirma.
Para Miguel Ángel Alonso, de 34 años y socio del bufete Roca Junjent, asumir esa condición supone un reconocimiento, pero también un reto. 'Aunque yo ya desarrollaba algunas de las funciones de socio, hay un cambio de responsabilidades y, de cara al exterior, el nombramiento te da capacidad de representación', resume.
Juan Ignacio Fernández-Aguado / CSM Albiñana & Suárez de Lezo. Entró en la firma en 1995, justo después de colegiarse como abogado. Desde enero de 2006, es socio del departamento de procesal.
Vicente Durán / KPMG Abogados. Parte de su carrera transcurrió en Deloitte y Landwell-PwC. Entró en KPMG para desarrollar el área de precios de transferencia, de la cual ahora es socio.
Miguel Ángel Alonso / Roca Junyent. Ha desarrollado toda su carrera como abogado en este despacho constituido en 1996. Fue nombrado socio hace dos años tras nueve de ejercicio profesional.
Álvaro López-Jorrín / Garrigues. Comenzó su trayectoria en Arthur Andersen Legal y Tributario, poco antes de la fusión con Garrigues. Es socio del departamento de mercantil financiero desde el pasado septiembre.
Pilar Menor / DLA Piper. Tras sus comienzos en Estudio Legal y en Landwell, ya en 2005 fue nombrada socia de Squire Sanders & Dempsey, despacho que se integró con DLA Piper.
Fermín Garbayo / Gómez-Acebo & Pombo. Entró en la firma en julio de 2000 tras haber realizado parte de su carrera en el sector de la banca de inversión. Es socio del departamento de derecho financiero desde enero.
Nombramientos sin lugar a la sorpresa
'No es algo que suceda de la noche a la mañana, es algo gradual, que tarda bastante en materializarse y que no depende de una sola persona'. Así define Pilar Menor, socia del departamento de laboral de DLA Piper, el nombramiento como socio. Menor ha acumulado diez años de ejercicio profesional antes de que llegara su turno. Tanto en su caso como en el de la mayor parte de los profesionales de las grandes firmas de abogados, llegar a este punto de la carrera profesional ha supuesto tener que afrontar un procedimiento ya establecido y que culmina con la aprobación del nombramiento por parte del resto de los socios. ¿Llegados aquí, cuál sería el siguiente paso? 'Una vez que eres socio puedes aspirar a más funciones, por ejemplo a nivel internacional, y también puedes ejercer otros roles dentro del despacho, pero lo cierto es que en cuanto al desarrollo de la carrera no quedan muchos más peldaños que escalar', resume Vicente Durán, socio de KPMG Abogados.