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Carlos Reinoso

'El PNA nos hará perder competitividad frente a Europa'

La industria española del papel cerró 2006 con producciones récord, pero con una competitividad amenazada por el nuevo Plan Nacional de Asignaciones.

El director general de la patronal papelera Aspapel, Carlos Reinoso (Granada, 1963), es optimista respecto al crecimiento del sector en España, que superó los seis millones de toneladas de producción en 2006. Sin embargo, advierte de que la insuficiencia del Plan Nacional de Asignaciones (PNA) y el encarecimiento de la energía serán un lastre frente a los competidores europeos.

¿Qué balance puede hacer del sector del papel en 2006?

Ha sido un año interesante, con datos bastante espectaculares en lo que son los volúmenes de producción. Hemos visto ya el resultado, aunque todavía no completamente, del fuerte proceso inversor en el que se ha visto implicado el sector en los últimos años. La producción de papel creció en España un 11,5%. Ese dato es el resultado de un fuerte proceso inversor. Estamos hablando de inversiones superiores a 1.200 millones de euros en el periodo 2005-2007. Muchas de las nuevas instalaciones han arrancado ya, y eso es lo que estamos viendo ahora.

'Durante este año vamos a ver unos incrementos de producción importantes'

'El sector papelero crece muy por encima de la media industrial en España'

'No tiene lógica que una fábrica española más eficiente que una francesa reciba menos derechos'

En cuanto al consumo de papel, en España se incrementó un 6,5%, alcanzando los 7,8 millones de toneladas, lo que de alguna forma demuestra esa tendencia clara en la que estamos inmersos: en la medida en la que la economía española se está desarrollando y está convergiendo con las economías europeas, también lo está haciendo el consumo de papel. Incluso a un ritmo superior.

Además de las inversiones, ¿cuáles son las razones para que la evolución en España haya sido mejor que en el resto de Europa?

En 2006 se ha acentuado una tendencia que estamos viendo a lo largo de los últimos años. La industria papelera está creciendo muy por encima de lo que es la media industrial en España de manera global, y también respecto a lo que serían nuestros competidores europeos. Hay dos razones, que nosotros achacamos a que nuestros empresarios lo están sabiendo hacer. Por un lado, cada vez más nuestras empresas están ganado cuota en el mercado interno.

Pero no sólo eso, la segunda de las razones es que, cada vez más, estamos volcados hacia el exterior. En cifras redondas, casi el 50% de toda la producción nacional de pasta y papel se está vendiendo fuera de España. Principalmente en el mercado europeo, aproximadamente un 80%, pero también en otros países, tanto en Asia como en Estado Unidos y otros mercados. Esa mayor cuota de mercado, tanto interno como en el plano internacional, está haciendo que las empresas estén invirtiendo, estén saliendo fuera, sean más competitivas que sus competidores europeos, principalmente, y estén arañando, año a año, más mercado.

¿Cuáles son las perspectivas para 2007?

Todo apunta a que la actividad va a seguir creciendo. Algunas de las inversiones que hemos estado realizando en los últimos años sólo en 2007 empezarán a dar su fruto y, por lo tanto, vamos a ver incrementos de producción importantes, especialmente en el sector de cartón ondulado y en el del tisú. Lo que no me atrevo a augurar tanto es cuál será el resultado económico de todos estos incrementos. Porque no parece que la energía vaya a volver a los niveles anteriores de coste. Es cierto que el precio de venta del papel está subiendo algo, pero no está claro en qué medida eso será suficiente para devolver los niveles de rentabilidad que el sector necesita.

Otra de sus preocupaciones es el nuevo PNA...

Correcto. El sector es una parte bastante reducida de lo que son las emisiones de CO2 en el global de España, menos de un 1%, pero está incluido en el esquema de comercio de derechos de emisión. A priori, la asignación sectorial que el Ministerio de Industria ha hecho para la industria papelera va a ser insuficiente para cubrir las emisiones previstas en nuestro sector. Estamos hablando de un déficit superior al 10%. Lógicamente, estamos preocupados, porque nuestros competidores europeos van a tener más derechos para fabricar la misma tonelada de papel de los que vamos a disfrutar nosotros. Eso va a suponer una pérdida de competitividad para las empresas del sector. La magnitud final de ese desequilibrio la tendremos que ver cuando se formalicen las asignaciones individuales.

¿Cuánto va a costar este déficit?

Creo que nadie lo sabe. Pero lo importante es el concepto: una papelera española más eficiente que un competidor en Francia va a recibir menos derechos de emisión para fabricar la misma tonelada de papel. Creemos que eso no tiene lógica y no es algo que mande las señales adecuadas a los mercados.

Un sector que apuesta por España

El director general de Aspapel también tiene claro que el sector del papel apuesta por su continuidad en España, pese a las dificultades que puedan surgir.En este sentido, subraya que hablar de posibles deslocalizaciones sería exagerar, ya que éstas exigen 'un cúmulo de factores'. En este sentido, cree que la suficiencia o no de derechos de emisión en el Plan Nacional de Asignaciones, el incremento de los costes energéticos, las incertidumbres regulatorias en lo que es la generación propia de energía, el incremento de precios de los productos químicos motivado por la iniciativa europea Reach y el aumento de costes de las materias primas son 'peldaños' que hacen que las empresas ganen o pierdan competitividad.'Y eso es de lo que estamos hablando. Cuando nosotros decimos que nuestro sector está invirtiendo, e invirtiendo fuerte, y está apostando por el futuro, por seguir produciendo en España, es porque creemos que tenemos los mercados, las empresas, la mano de obra y los profesionales cualificados, el producto y la tecnología. Si las condiciones marco se dan, tenemos todos los elementos para ser una industria competitiva que contribuya, sustancialmente, a la creación de riqueza en este país. Y en eso queremos estar. Y tenemos clara vocación de seguir aquí, mientras que nos dejen', recalca.

'Hay luces y sombras en el nuevo decreto'

El encarecimiento de la energía, que supone un 20% del coste de producción del papel, es otra de las preocupaciones de un sector que ve con intranquilidad la retribución que ha diseñado el Gobierno para la cogeneración, su principal apuesta en este campo.¿Cuál es la estrategia que la industria papelera española sigue en materia de energía?El sector papelero apostó por una estrategia clara encaminada a producir su propia energía. Consumimos energía térmica y eléctrica en el mismo proceso, lo que nos hace perfectamente idóneos para utilizar la cogeneración, la tecnología más eficiente que hay para producir en nuestras propias fábricas la energía que necesitamos. Esto, que ha sido históricamente una estrategia del sector para mejorar su competitividad y reducir sus costes, en la situación actual en la que el marco normativo no está siendo en absoluto incentivador para la cogeneración, está laminando, también, nuestra capacidad competitiva un poco. Básicamente, somos un sector que genera la energía que consume y tenemos una alta dependencia del marco regulatorio. En el contexto actual, hay una grandísima expectación sobre cuál va a ser el nuevo marco que el Ministerio de Industria está ya en fase final de aprobar. Y esperamos ver, en un escenario en el que el coste de los combustibles han subido, en qué medida el nuevo marco va a reflejar esos incrementos. Es un tema absolutamente fundamental para el mantenimiento de la competitividad.

Entonces, ¿cómo valora lo que se conoce del nuevo decreto de renovables?Vemos luces y sombras. Hay elementos interesantes en tanto que se liga la retribución a lo que es el coste del combustible, o en tanto que, a priori, permite que la planta de cogeneración pueda derivar toda la energía generada a la planta industrial o venderla en el mercado. Pero tenemos muy serias preocupaciones, porque las retribuciones propuestas en muchos casos no son suficientes para asegurar las rentabilidades que Industria se supone que ha planteado como objetivo, de alrededor de un 6% o un 7% de retribución.

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