Del apoyo a desvalidos a la investigación biomédica
La fundación Esther Koplowitz ha construido diversas residencias cuya gestión cede a las Administraciones.
Cada uno, en la medida de sus posibilidades, tiene que hacer algo por los demás'. Con esta filosofía, Esther Koplowitz puso en marcha en 1995 la fundación que ahora lleva su nombre y que fue bautizada en un primer momento como Fundación de Ayuda al Desvalido. Así fue como comenzó la historia de esta entidad que ahora, una vez ampliada su misión, dedica buena parte de sus fondos a la investigación biomédica sin olvidar la razón de su creación: el cuidado de ancianos y discapacitados físicos y psíquicos mediante la construcción de residencias cuya gestión cede posteriormente a las administraciones.
La fundación, que se nutre única y exclusivamente de las aportaciones realizadas por Esther Koplowitz, dispondrá este año de fondos para inversiones de cerca de 20 millones. Una cantidad que asciende a unos 80 millones desde su creación hace ya algo más de una década con la intención de sistematizar una serie de actuaciones que se habían comenzado a realizar como respuesta a peticiones muy concretas. Primero fueron unas sillas de ruedas y más tarde fondos solicitados por algún particular o alguna asociación para hacer frente a proyectos, siempre relacionados con los más desfavorecidos.
Actuaciones canalizadas
Las actuaciones de la Fundación Esther Koplowitz siempre han estado muy relacionadas con ancianos sin recursos y personas con algún tipo de discapacidad, física o psíquica. De aquella decisión nació en primer lugar una residencia de ancianos situada en Collado Villalba (Madrid) a la que más tarde se unió otra en Barcelona. Ambas funcionan además como centros de día. En Valencia la Fundación ha construido una residencia para atender a disminuidos psíquicos mayores de 18 años. Y para fomentar la educación de niños, jóvenes y adolescentes sin recursos construye en Madrid una residencia de estudiantes.
Un robot de más de un millón de euros
La Fundación donó a finales del año pasado al Hospital Clínico San Carlos de Madrid el robot Da Vinci, valorado en más de un millón de euros. Se trata de un sistema de brazos motorizados accionados por un cirujano que se encuentra situado a distancia del enfermo en una consola. Una de las ventajas fundamentales del robot es la visión tridimensional que permite al cirujano, lo que favorece la sensación de profundidad en el campo quirúrgico y la precisión diagnóstica. Además, los brazos que se sitúan sobre el enfermo hacen que los instrumentos que el cirujano mueve desde la consola tenga más ejes de movimiento que en la cirugía laparoscópica convencional.
Un nuevo centro para más de 200 científicos
El apoyo a la investigación biomédica y la lucha contra las enfermedades se han puesto en la línea de vanguardia de la Fundación Esther Koplowitz. Es una de las razones que han llevado a esta entidad a donar al Hospital Clínic de Barcelona 15 millones con el objetivo de construir un centro de investigación biomédica que llevará el nombre de Cibek (Centro de Investigación Biomédica Esther Koplowitz). El edificio (siete plantas sobre rasante y tres en el subsuelo) estará operativo en 2010. En el nuevo centro, que estará conectado físicamente con el Hospital Clínic para facilitar la interacción entre médicos e investigadores, trabajarán más de 200 científicos.
'Nuestra casa'
En 2001 la Fundación entregó a la Comunidad de Madrid una residencia para ancianos sin recursos, con 140 plazas. Un médico pagado por la Fundación acude diariamente para atender a los residentes y una comisión de seguimiento analiza la marcha de la residencia. La residencia de Barcelona tiene características similares, mientras que la entregada al ayuntamiento valenciano acoge a minusválidos físicos y psíquicos sin recursos y mayores de 18 años.