El apetecible rincón de Maestre

Trabaja en un espacio alegre, colorista y apetitoso. Isabel Maestre, nacida en San Sebastián un año cualquiera (por coquetería no confiesa su edad), al frente de la empresa de catering que lleva su nombre, es una mujer vitalista, alegre y dispuesta. Le gusta la puntualidad, 'y que todo esté en su sitio'. No en vano, el secreto de su negocio depende precisamente de esa rigurosidad, ya que cuando sirve un almuerzo o una cena todos los detalles han de estar previstos. 'Me gusta el orden, partiendo de esa premisa todo suele salir bien', afirma.

Es Premio Nacional de Gastronomía, en la categoría de mejor jefe de cocina, y fundó su empresa hace 30 años, después de dar a luz a sus dos hijas. Está orgullosa de lo que ha conseguido y de la trayectoria realizada, que avalan consideraciones como el Premio de la Academia Internacional de Gastronomía, o el Premio a la Mujer Empresaria, concedido por la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (Fedepe). 'Me encanta que me den premios porque eso significa que algo hemos hecho bien dentro de la empresa. Yo soy muy agradecida'.

Isabel Maestre es una todoterreno, inquieta, no puede estar parada ningún segundo. Asegura que le encanta trabajar. 'Es mi gran vocación, yo no sé estarme en mi casa, necesito hacer algo productivo, estar en contacto con la gente'. Se trata de una empresaria de las denominadas hechas a sí mismas. 'La verdad es que todo lo he hecho a base de intuición y, por supuesto, con la ayuda de mi familia'.

'Para dirigir una compañía es necesario tener intuición, pero sobre todo sentido común'

Inició su andadura profesional en la banca Barcáiztegui y Maestre. Más tarde trabajó para el Banco Guipuzcoano. 'Pero poco a poco, fue saliendo mi vena emprendedora porque mi familia siempre ha tenido negocio propio. Soy muy trabajadora y constante, Mi madre tenía un establecimiento de lotería, y en mi casa han trabajado siempre las mujeres, aunque en aquella época no fuera muy común', señala Maestre. Tenía decidido que no quería ser asalariada y que lo mejor era independizarse laboralmente. Comenzó realizando postres, una de sus especialidades. Famosos y codiciados son, por ejemplo, sus roscones de Reyes. 'Y de una afición nació, de repente, un negocio del que me siento cada vez más orgullosa'.

A pesar de lo difícil que son muchas veces los comienzos, y que ella prefiere obviar, ahora se encuentra en uno de los momentos más dulces como empresaria. 'Al principio, con las niñas recién nacidas, era complicado, tenía que buscar a los clientes, montar la compañía, pero ahora todo marcha bien, aunque siempre tienes que estar demostrando que eres buena en tu trabajo'. Algo que le tiene especialmente contenta es el hecho que su hija, Marta Cárdenas, haya decidido seguir sus pasos y continuar con el negocio familiar. 'Estoy feliz porque veo que lo que he creado tiene continuidad. Lo único que le he exigido es que se forme, que adquiera experiencia en otros campos, y que luego se dedique a lo que ella quiera'.

Muy cerca de ella está precisamente la que será su sucesora, y que se encarga en estos momentos de la innovación. 'Los clientes quieren estar al tanto de todas las novedades culinarias, y por ello es tan importante que estemos a la vanguardia en productos y en calidad. No podemos bajar la guardia'. Entre otras razones porque, según explica, cada vez hay más competencia, 'gente joven, que te hace ponerte las pilas'.

Cree que una compañía se dirige, sobre todo, con intuición pero más que nada con sentido común. 'Trabajé en un banco y eso me ayudó muchísimo, a la hora de planificarme y para ver cómo funciona una organización por dentro'. Otro de sus secretos, además de las delicatessen que salen de su obrador, es su capacidad para delegar. 'Yo estoy muy volcada en la parte de la cocina, y del resto de las funciones se ocupa el equipo que tengo, aunque al final lo superviso todo'. No lo puede evitar, es inquieta.

Los pasteles de María Antonieta

Está siempre innovando. Una de sus últimas creaciones son unos pasteles inspirados en la película María Antonieta, dirigida por Sofía Coppola. 'Me gusta ir al cine, ver exposiciones, que me sirven luego para realizar alguna creación en la cocina. Vivir es una gran fuente de inspiración'. Su única queja es que el trabajo le absorbe muchas horas y no dispone de mucho tiempo libre.A Isabel Maestre le gusta trabajar rodeada de objetos de calidad y de diseño. 'Todo tiene que ser bueno y cómodo. Yo me tengo que sentir bien'. Una de sus últimas adquisiciones es una silla de Vitra. También trabaja desde hace muchos años con un ordenador Mac, 'creo que tiene unos diseños muy bonitos y es divertido trabajar con una herramienta así'. En las estanterías tiene libros de cocina, incluidos los suyos, entre ellos El arte de la buena mesa, un vistoso cuadro de Alfredo Alcaín, y uno muy especial regalo de su cuñada, Marta Cárdenas. 'Dedico este espacio, sobre todo, a recibir a los clientes'.