Londres gana tiempo en el acuerdo aéreo con Estados Unidos
El Reino Unido se rindió ayer ante la unanimidad de sus 26 socios comunitarios y aceptó la firma del acuerdo de cielos abiertos con Estados Unidos que acabará con el blindaje de los vuelos transatlánticos desde Heathrow. Londres consiguió, no obstante, retrasar de octubre de este año a marzo de 2008 la entrada en vigor del convenio negociado entre Bruselas y Washington.
Londres ha incluido, además, una cláusula que habilita a cada socio de la UE para suspender bilateralmente el acuerdo si en 2010 EE UU no ha aceptado abrir su mercado interior a la competencia europea.
El comisario europeo de Transportes, Jacques Barrot, no se dejó arredrar por esas salvedades y presentó el acuerdo acompañado del titular alemán de la cartera de Transporte, Wolfgang Tiefensee. 'Excepcionalmente, quiero expresar mi satisfacción en inglés', señaló el político francés tras el consejo europeo de Ministros que avaló su propuesta. 'Es un buen acuerdo para los pasajeros y para las aerolíneas'.
La Asociación de líneas aéreas europeas lo acogió como 'un paso en la correcta dirección' y Bruselas prometió que, en un plazo máximo de 60 días, iniciará las negociaciones con Washington para aumentar la apertura del mercado .
El acuerdo supone que Estados Unidos reconozca por primera vez el concepto de compañía de bandera comunitaria, lo que permitirá a todas las aerolíneas europeas operar vuelos transoceánicos desde cualquier aeropuerto de la Unión.
Barrot se mostró convencido de que ese cambio provocará una consolidación en el sector europeo. 'No me corresponde a mí hablar por la industria', afirmó, 'pero sin duda se va a producir y me parece saludable'.
Los analistas del sector creen que, a medio plazo, en Europa sólo habrá cinco o seis grandes compañías internacionales. En estos momentos, las cinco mayores aerolíneas de Viejo Continente captan el 46% del mercado, mientras que en Estados Unidos llegan al 70%.
Washington mantiene el control de sus compañías
Bruselas no ha conseguido su objetivo de que Washington permitiera a inversores europeos controlar las compañías aéreas estadounidenses. La UE ha tenido que conformarse con el compromiso firme de la administración de George W. Bush de que no vetará de antemano las participaciones superiores al 50% del accionariado de una compañía. El derecho de voto, en todo caso, seguirá limitado al 25%. Las compañías europeas tampoco podrán competir en el mercado interior estadounidense. Las estadounidenses sí que disponen de ese derecho en Europa, pero desde hace años ninguna lo utiliza porque basan su estrategia en acuerdos de código compartido con líneas europeas. Las líneas europeas podrán, en cambio, programar vuelos desde EE UU a terceros países. Continental Airlines pidió ayer mismo autorización para volar a Heathrow.