El padre del Estudiantes da nombre a un premio
El club de baloncesto recuerda el primer centenario de su fundador, Antonio Magariños
Un maestro de latín del primer elenco de catedráticos del Instituto madrileño Ramiro de Maeztu acabó convirtiéndose en una de las personas que más ha luchado por el baloncesto en España. Nadie recuerda haberle visto enfrentarse a un aro, pero Antonio Magariños invirtió cientos de horas en lo que fue su pasión, el Club Estudiantes. En el centenario del nacimiento de esta figura, la entidad le rinde homenaje con un premio que lleva su nombre.
Magariños creó la institución en 1948 y la presidió hasta 1964. Su empeño, impulsar un instrumento para el desarrollo integral de las personas a través de un deporte de equipo, dio en el que puede ser el club más genuino del deporte español.
Ahora el Consejo de Administración, encabezado por Fernando Bermúdez, ha lanzado el galardón anual Antonio Magariños con la misma filosofía. Esta distinción pretende destacar cada temporada a aquellas personas o entidades que se hayan significado por favorecer la formación de las personas y los valores humanos utilizando el deporte de la canasta como base: 'La labor de Don Antonio Magariños se sigue respirando en el Ramiro de Maeztu y en el Club. El premio con su nombre no pretende otra cosa más que mantener el espíritu con que nació el Estudiantes', explica Ignacio Ruiz-Jarabo, vicepresidente del Estudiantes.
Está previsto que la primera edición del 'Antonio Magariños' se entregue durante la celebración de la Jornada Deporte y Empresa, en la segunda quincena del mes de abril. Una vez que ha sido prácticamente constituido el jurado, el plazo para presentar candidaturas está abierto tanto en la página web (www.clubestudiantes.com) como en las dependencias del club.
Un silbato de oro
Con un amplio currículum en el mundo de la Administración y la empresa, que le ha llevado a presidir la SEPI, a dirigir la Agencia Tributaria y a encabezar actualmente la Escuela de Negocios EDG y las firmas PAP Tecnos e Investrade, Ruiz-Jarabo se reconoce un apasionado del baloncesto: 'Yo estudié en el Ramiro y no jugué con nivel entre otras cosas por cuestiones obvias de altura', ironiza, 'pero este es mi deporte y los que hemos pasado por el Instituto seguimos vinculados de algún modo a él para todo la vida', dice Ignacio Ruiz-Jarabo. Nacido en 1956, no llegó a conocer a Antonio Magariños por una cuestión generacional, pero sí sabe de alguna de sus anécdotas relacionadas con el deporte: 'Los principios del club fueron modestos y las camisetas de los jugadores se lavaban en casa del profesor Magariños'.
Los que fueron alumnos del Ramiro en la época en que este amante del latín ejerció como Jefe de Estudios recuerdan que su 'querido' profesor siempre llevaba un silbato para hacerse escuchar y, quizás, respetar. Eran otros tiempos y, lejos de molestar a los jóvenes, este detalle fue fruto de una anécdota: 'Reunimos dinero entre todos para regalarle un silbato de oro', recuerda Pablo de Bergia, antiguo estudiante del Ramiro y actual vicepresidente del Estudiantes.
Un presidente protector y de carácter
Pablo de Bergia preside en la actualidad EADS CASA Military Air Systems. Pero además es vicepresidente del Estudiantes y fue jugador profesional de baloncesto. Formó parte del Estu de Juan Antonio Martínez Arroyo o Gonzalo Sagi-Vela, del año '64 al '72. Alero de 1,86 metros y promedios de 200 a 250 puntos por temporada, Bergia recuerda a Magariños como un 'jefe de estudios emblemático, de gran talla humana e intelectual, muy respetado y querido por todos sus alumnos'.Con Magariños como Presidente del club, Bergia recibió, a los 16 años, una oferta del Canoe para jugar en Primera y decidió abandonar su casa de siempre: 'Fui al despacho de Don Antonio para comunicárselo y, sin perder la elegancia, se cogió tal enfado que decidí acabar los estudios preuniversitarios en una academia y no en el Ramiro', relata, 'la jugada me salió fatal y dos años después volví a Estudiantes'. Magariños le recibió sin rencor, 'como un padre'.